miércoles, abril 18, 2007

A mi muerte.

Temblando bajo un rayo de la mística luna,
Meditaré entre la magia del valle de las hadas.
Triste y muerto ya, todo cubierto de bruma
cuando te poses en mi, mariposa de alas doradas.

Temblará entre mis manos y caerá para siempre
Un suspiro doliente de almas condenadas
Se romperán las cadenas otra vez inútilmente
Y me embarcaré finalmente en las aguas heladas.

Seguro velarás con amor mi recorrido
Mientras navego con Caronte entre sueños
Las aguas fatales del Estigia oscurecido
Y su espejo me muestra almas de cuerpos sin dueño

Hacia donde Hades reina en parajes corroídos
Hacia donde la eternidad es el máximo castigo,
Navegaré por última vez, herido, mas sin pena
Pues guardare en mi alma, la certeza de que me has querido
.

martes, abril 17, 2007

Narciso Narcosis

Cogemos, nos vamos y volvemos. Te vas, entras, haces que las sombras nos hablen. Pero siempre volvemos, tal vez en forma de sombras también, a ese lugar muerto de pie, a ese cementerio club, construido sobre ciudades con olor a cebolla de metal.
-¿Cogemos?- siempre tenés los puños llenos de verdades, con las que me dejas los tímpanos llenos de calaveras histéricas.
- ¿¡Acá!?-
O allá. Como siempre. El antro esta vació, infectado por una bruma azul producto de la transfiguración del tabaco en gas venenoso. Se trazan los caracoles humeantes en el aire viciado. Me mirás y preguntas de nuevo. El Whisky, el hambre, el frió, las prohibiciones, el dinero, todo desaparece poco a poco entre copas y preguntas pelotudas.
Pero siempre volvemos aquí, a escuchar los mismos acordes a través del aire viciado de tabaco y tristeza, desde y hasta la medianoche.
Caigo en espirales infinitos, entre el licor del olvido y el blues del adiós.
Poco a poco el viento comienza a soplar entre mis dedos. Las botellas se van acumulando y esa mierda que suena en el ambiente me va perturbando rápidamente. Me atacan alacranes y serpientes que salen de tus manos.
- ¿cogemos?-
Cuando comprenderás que ya estas ahí!!! Tan ahogada en licor como siempre
No te das cuenta de que el mal me invade. No ves en mis ojos la sombra del demonio. De cualquier manera, ya te había pagado, el tiempo ya había pasado… nada te impedía irte. Debo estar dormido. El antro esta vacío. La música desaparece poco a poco. ¿Por qué te quedas?, ¿no ves que ya todos se han ido?
Cada vez que veo hacia fuera, vos morís y siento que mi espalda cambia de forma.
Dejo de ser gusano. Comienza una metamorfosis de tremendo delirio, mientras poco a poco es mi diafragma cambiado por tubos de hojalata.
Entonces obtuve mis alas y nunca lo supe.
Cuando era gusano pensaba que no podría lograrlo.
Ahora podrás quemarme como a una polilla en un reflector. Transfórmame. Ya esta hecho. La luna ahora eclipsara al sol. Ya puedo desplegar mis alas. Finos bordes de acero y motivos dorados que miran con falsos ojos de espejo.
¡Oh no! Todo lo que dijeron se cumplió,
¡Oh no! yo soy todo lo que dijeron que era.
Miras mis alas y te transformas. Pero quedas trunca en el proceso, nunca pensaste que podrías lograrlo. Vienes hacia mí como un juguete inválido, quemado y podrido. No te rasques las costras, o jamás sanarán.
Cae rodando un niño por las escaleras del Delirium Tremens.
Llueve y te transformas en barro pestilente.
Ahora debo buscar una flor de cobre. Debo beber de su veneno. Te transformaste en tu anhelado infierno, tiraste tus deseos al meadero.
Coártala y vuelve a crecer. Yo soy la Hidra, ahora veras mi estrella.
Me poso sobre ti, terrible, Bestia Trunca por tu falta de deseos.
Mis alas ya están por secarse y pronto deberé abandonarte para ir en busca de mi cobre. Si te quedas quieta serás estatua de Sal.
La transfiguración del gusano. La transfiguración de la serpiente fallida. Y nos une este pequeño amor envuelto en aluminio, que pronto también nos separará, con una fina pared de cristal de plomo. Todo estaba por concluir y quería otra pequeña gota debajo de mi lengua. Mis alas ya están secas, y las rosas caen por doquier y se transforman en caimanes. Tus protoalas se desprenden y se caen. Se transforman en alacranes. Una Criptorquidea entre mis manos se torna en serpiente y me regala su veneno de visiones.
Oye, has visto mi estrella, ya casi eclipsa a la luna. Has visto mi estrella de sal?
Oye Estrella enferma: quiero enfermarme de ti
Oye Estrella caída: ¿No sabes que te adoro?
Oye Estrella Porno: yo te deseo.
Dame otra gota de veneno. La serpiente calla y se torna Criptorquidea.
Vamos hacia el altar, Bestia Trunca, junto con la Puta y la Monja.
Profanamos el templo en sacrilegios y fornicas sobre El Señor.
Estamos contra El Muro.
-¿cogemos?-
No hoy. No aquí. Debo volar hacia el rió de estaño, y no puedes venir, tus alas se han caído, y ahora son alacranes.
Me poso sutil sobre el río en busca de otra Orquídea venenosa. Ya te veo Criptorquidea, y serás mía, inyectaras tu savia en mi antebrazo. Subes la liga de goma por mi codo, para ayudarme.
Vienen los Caimanes, flotando en estaño. No llego, ven tu a mi, ven flor de cobre!!
Ya llegaron los caimanes, nada puede hacerse. Me envuelvo con mis alas y me transformo en amapola. Y me voy en un capullo de oscuridad, me quedo en el Ùtero Eterno. Y me voy.
Regresa, nunca vas a dejarlo.
Regresa, siempre vas a complacerlo.

lunes, abril 02, 2007

25 años

Recordamos en estos dias una fecha muy oscura. Hace 25 años, Soldados argentinos desembarcaban en las islas Malvinas para recuperar el orgullo de un gobierno militar que se tambaleaba. Mas de 8000 jovenes fueron enviados a la muerte, y mas de 600 la encontraron.
En estas fechas, Misfantasmas.com rinde homenaje a los caidos, y a los que aun vuelven a sus trincheras cada noche, en busca de alivio a su tormento y al abandono sufrido por parte de la sociedad y el estado.
A traves de dos videos bastante apropiados, y dos cuentos, intento reflejar los sentimientos que me trae esta fecha.
Mis saludos y respetos a los que cayeron, a los que volvieron y sin embargo no logran salir aun de sus trincheras, y a los familiares de mas de 1000 hombres que perdieron la vida entre los dos bandos.

Fletcher Memorial Home

Iluminados por el Fuego

El Visitante


La sensación era cada vez más placentera, algo me abandonaba, me entregaba al sueño, deseaba irme, dormir. Imágenes de casa llegaban hasta mi, como flotando en el aire frío y cortante. Solo deseaba que esa ensoñación continuase por siempre. Era tan real, estaba en casa. Seguro que era un domingo, porque estaba toda la familia alrededor de grandes fuentes de tallarines apoyadas en la mesa. Veía a Mamá y a Papá, en el medio de la mesa. Sorpresa sentí cuando me di cuenta de que también estaba Sonia, allá, lejos, en una de las puntas de la gigantesca mesa familiar. Se veía bastante abatida, como ausente de esa gran fiesta que era siempre el domingo al mediodía. Trate de acercarme, le hable, le dije lo mucho que la amaba, que pronto volvería. Ella parecía no escuchar. Traté de abrazarla, pero no pude. En un momento pareció mirarme, tuve la impresión de que me iba a decir algo….
-Pablo!!!- Las palabras de Gabriel me arrancaron de mi sueño.
En ese momento escuche un ruido fuerte, y todo se iluminó de repente.
Una sola cosa podía hacerse, meterse en la trinchera. En ese momento todo es cuerpo, el resto es silencio, luego de un rato, ya no se sienten las explosiones, Solo se tiene consciencia de uno mismo, acurrucado en la trinchera, escuchando al corazón latir, sabiendo que cualquiera de esas bombas podría caer encima de uno en cualquier momento.Cuando terminó, nadie quería salir. Así pasaron diez, veinte minutos, hasta que comencé a sacar la cabeza lentamente, para ver un panorama terrible. Finalmente salí de ese agujero de mierda, y lentamente caminé entre cuerpos destrozados, ropas ensangrentadas, heridos humeantes y agonizantes, miembros desparramados sobre la nieve, y tremendos cráteres. Pude ver que más de una bomba había caído demasiado cerca de mi trinchera, y se me pusieron los pelos de punta.Lentamente comenzamos a organizar lo que quedaba de la que era mi compañía, el Grupo de Artillería Aerotransportada 4. Un oficial nos ordeno apilar los cuerpos, como a los héroes que eran. Esto era apilarlos como se apilan las municiones de artillería, un grupo, y sobre ellos, otro grupo de cuerpos cruzándolos.Y dijo que nos apuremos porque debíamos abrir fuego en pocas horas.En un breve tiempo, los cuerpos ya estaban apilados, y nosotros intentado encontrar algo para comer. Encontramos algunas cosas, y logramos robar otras de la tienda de oficiales. Nos las arreglamos para llevarle un poco de agua y comida a Fabián, que había sido estaqueado por robar una lata de carne. A veces, me parecía llegar a sentir olor a rosas, como el perfume que usaba Sonia. La extrañaba terriblemente.Me alegraba su total falta de respeto a las reglas que habíamos creado entre nosotros, su costumbre de nunca pedir permiso, extrañaba como siempre me sorprendía con algo distinto.Y ahí estábamos, unas horas después, disparando nuestros cañones, matando, destruyendo. A veces me pregunto si todo aquello fue un sueño. Era tan terrible, tan imposible. Haciendo algo que se supone que estaba mal, era una pesadilla, no era bueno ni malo, era la naturaleza humana. Disparábamos sobre otras personas, en defensa de unos ideales que alguna vez fueron celestes y blancos, pero se habían tornado poco a poco del color del barro que siempre nos cubría, o negros quizá, como el color de la piel quemada al contacto con la nieve. A veces imaginaba a los que nos habían mandado aca, pasearse orgullosos y altaneros, y les decía por lo bajo:- juega a la guerra, mientras nosotros te defendemos, juega a ser el personaje que nunca has tenido el coraje de ser, un verdadero guerrero-Luego de media hora de estar disparando los Cañones, los ingleses ya estaban tan cerca que les apuntábamos prácticamente sobre el pecho. Al cabo de unas horas, ya solo quedaban una o dos piezas de artillería, las demás habían sido destruidas. Era solo cuestión de tiempo que le acertaran a la mía. Entre las cenizas que caían, cayó a mis pies un escudito, que decía “GA AEROT 4”, manchado en sangre. Creo que casi veo como se acerca la carga… punzante el metal en el pecho, si, debe ser un sueño. Todo es tan blanco, Mamá! Papá! Cuanta gente!!! Claro, debe ser domingo. Sonia, amor! Por qué estas triste, no llores… Sonia…. Por favor, no llores...
Dedicado a los que cayeron
a los que volvieron
a los que aun no logran terminar la guerra.
A Sonia.

El Visitante. (II)


“Recordando el mal momento
atrincherado en tu habitación;soledad, humo y penumbrasdespertares de ultratumba.
Apocalipsis del sustento interiorandar sin encontrarle alivio al tormentodesesperante, mórbida afliccióndel visitante y su castigo.”
El Visitante- AlmaFuerte
El blanco del paisaje punza en mi ojo con fuerza. Un momento de calma luego de tres días de combate. Como te amo Patria mía. Pero ya estoy tan harto del amor, harto de ti. No te alcanzó con condenarme a una vida de miseria, sino que ahora me muestras que lo mejor sobre nuestro futuro es saber que voy a morir, y tú serás mi muerte. Más allá de la llanura podemos ver al enemigo, agitado, cansado, tan agobiado como nosotros. Luego de tantas muertes, la vida vale poco. Algo debe andar mal, si matar es algo que se hace todos los días como quien va a la oficina. Me gustaría verte en combate, querido Leopoldo, o tal vez quieras venir a pasear un rato, adorable Maggie, para que vean los honores que se han ganado, la sangre que han derramado desde sus sillones de cuero. Seguramente no les importará, como no les importó cometer este homicidio en mi dulce hogar, donde sé que ya jamás me verán los que me aman y me esperan con optimismo inútil. Porque sé que nunca saldré vivo de este ataúd de hielo. Si, ya puedes cerrarlo, ya pueden enterrarme y ahorrar tiempo. Cierra el ataúd y despídete, seguro que también arruinaras eso, llevándole una enseña del color del cielo y un pésame de fantoche a mi esposa, hasta me imagino la escena.- Fue todo un héroe, esté orgulloso de él-Esa misma enseña que es de mentira, que vale lo mismo que el barro, estandarte en el que creí una vez, y que ahora no es más que el blanco y rojo que cubre estas tierras.- soldados, calen bayonetas!!! – calen bayonetas... Tuve que dejar de escribir mi carta, y prepararme para un ataque. No recuerdo cuando abrimos fuego, pero recuerdo que fue en pocos segundos, una escena desgarradora. Corríamos entre las penumbras y el fuego, podíamos realmente ver los ojos de los Gurkas, saltábamos de roca en roca y en ocasiones estaban tan cerca que prácticamente podía atacarlos con la bayoneta. Pude ver como a uno se le atascaba el rifle, pude ver como lo tiraba a un costado, y en lugar de tomar su pistola, sacaba el legendario cuchillo Gurka y nos atacaba con el. Luchaba con un valor sobrehumano. Pronto lo perdí de vista. Yo seguía disparando. En una ocasión creo que descargue más de diez rondas directamente sobre el pecho de un enemigo a menos de medio metro. El miedo me dominaba. Veía como cerca de mi caían los soldados con los que había estado hablando hacia un rato. Las granadas explotaban tan cerca, pude ver como volaban hombres enteros. En un momento las explosiones se intensificaron, detonaban granadas una tras otra, sin tregua. Repentinamente una gran explosión y terribles monstruos de fuego cayeron del cielo sobre la compañía Gurka. Estábamos recibiendo apoyo aéreo, pero no me alegré demasiado en ese momento. Algunos disparos, más explosiones, y todo quedo en silencio. Escuche alejarse ruidosamente al C 130, y luego la nada. El humo lo cubría todo. Cuando la niebla de pólvora se despejó, pude ver con claridad cientos de cuerpos, cientos de heridos desmembrados, al gurka apenas moviéndose en el suelo, sin piernas, empuñando todavía su cuchillo. Yo estaba milagrosamente ileso. Algunos Soldados de mi compañía se agrupaban cansados, temblando. Pude verlo al “Flaco” Arriola, acercarse y abrazarme. Lo abracé fuerte, desde la infancia nos conocíamos, y nos había tocado la misma desgracia. Sentí como sus piernas temblaron, sus manos se aflojaron, y cayó a mis pies. Bajo él la nieve se tornó roja de repente. Yo no pude más que temblar y caer de rodillas. Vi en sus ojos el reflejo de la muerte. Buscó desesperado en sus bolsillos y saco una carta ensangrentada.- Para mamá, por favor, cuídala- La voz casi no le alcanzaba.- reza conmigo- Dijo mientras sacaba un rosario y lo apretaba sobre su pecho.“padre nuestro...” su voz no alcanzó para mas. Pero yo seguí rezando, aunque ya había dejado de creer. A veces me visita en sueños, todavía lo veo caer a mis pies noche tras noche, pidiéndome que rece con él.“venga a nosotros tu reino;hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.”