miércoles, junio 21, 2006

La noche de la víctima

I
Y miró él con terror a su verdugo, mientras la luz se escapaba de sus ojos, ya preparados para ver por última vez, y los vientos enloquecieron a su alrededor, y las aves nocturnas del terror y la verdad posaban sus afiladas garras sobre el muerto árbol, acomodándose para ser testigos de aquella oscura muerte. Y el aire se envicio de odio y humos fatuos y las finas gargantas del espanto entonaron un grito final.
Las almas todas presentes en aquel mortuorio festín se congelaron en el tiempo y en el espacio, y la víctima, sin nombre y sin esperanza, vio caer lentamente sobre sus ojos el negro velo de la muerte.
Sacóse entonces el verdugo la oscura mascara que velaba su rostro y dejo ver los dorados cabellos y los claros ojos de quien diera muerte a la pobre víctima.
Los locos vientos arremolinaronse a su alrededor en una violenta tromba de sangre, y despegaron las negras aves sus garras del árbol, y, ya en enérgico vuelo, giraban a su alrededor, en complejos orbitales dispuestos alrededor de la figura de los ojos claros. Se violentaron entonces las frías llamas de aquel deseo ya agonizante, y todo lo consumieron. Quedose el bosque ya sin arboles , y los cráneos sin ojos y las venas sin sangre y el mundo ya sin norte.
Ascendieron los vientos hacia el cielo y quedose este sin galaxias, y la noche sin luna y sin estrellas. Y picotearon las aves del terror y la verdad, el inerte cuerpo y alma de la víctima, quedaronse los ojos sin llanto y las cuencas sin ojos.
Pudo la muerte esa noche tomar todas las almas, a su antojo y capricho y sin justicia ni razón, la lluvia del olvido cayo y borro las heridas. Cubrió el dolor las grietas de aquel quemado suelo y una paz trágica y final se erigió sobre el caduco bosque, ahora tierra de velorio y duelo perpetuos.

II

Llego entonces el detestable equilibrio en la quietud de la muerte.
Los vientos, aun dementes, arrastraron las cenizas hacia tierras lejanas y pretéritos incendios.
Afiladas estacas cayeron desde el cielo sin luna ni estrellas, y clavaronse en la herida tierra, perforando subterráneas venas. Broto la sangre desde el suelo, y se conformo en rio, llevando su caudal de penas y heridas hacia las tierras mas lejanas, y se enteraron entonces, en los reinos mas remotos, de la suerte de estas tierras.

III

Llegó entonces el viajero, para sumar sus penas a las del bosque muerto, y a las de la víctima cuya vida fue anulada. Camino entre las pesadas estacas y bebió del río sangre. Respiro de su aire y miro su oscuridad. Y abrió su pecho sobre el suelo calcinado, dejando caer el corazón. Lo tomó entre sus manos y arrojolo, aun latiendo, al río de la sangre, para que este tuviera pulso. Así, arrancose las venas y las arrojo, y se arrancó los ojos y la piel y las arrojo al río, para que tuviera piel y ojos. Sacó por ultimo el alma de su pecho abierto, y la arrojó a la sangre.
Quedo entonces el solo cascaron de aquel viajante. Faltaban todavía huesos y mente al río.
Arrojose entonces lo que quedaba de el al río.
Se apaciguaron pues los fuegos que quedaban, y entro por fin el viento en razón.
IV

Todo lentamente deja de vibrar y de vivir.
Deja el bosque lentamente de existir.
Funde todo a implacable negrura, con la certeza del futuro. De el olvido, la muerte y por fin, la nada.
El río, vida y viento. El ave, movimiento.
La víctima despierta.
Las cenizas, el fuego.
El amor. La nada.

jueves, junio 08, 2006

EL DESEO



“La habitación esta tan oscura como cualquiera. Como cualquier habitación lo estaría a las 3 AM. Como eso y tal vez un poco mas aun. Los grandes ventanales dejan entrar apenas unos raquíticos ases de luz provenientes de una luna exuberante y desmedida. Esa exagerada luminosidad, diáfana y brumosa en el exterior, era sin embargo, muy especifica en el interior de aquella habitación. El ambiente es pesado y caluroso. Había encendido algunos inciensos en un intento de tapar los fétidos olores que sin duda produciría la acción que había cometido yo hacia apenas dos horas. Los estridentes y pesados acordes de Wagner hacian vivrar todo el estudio, mientras los esperaba a ustedes sentado en mi sillón.
Todo empezó la noche anterior a los sucesos que relatare aquí. Al irme a dormir vi su delgada y hermosa figura en mi mente. Yo estaba entonces perdidamente enamorado de ella. Tanto, que mis pensamientos en cada momento del día estaban dedicados a ella. La vi, entonces esa noche, en mi mente, vestida con un camisolín blanco para dormir tendida en una cama. Supe entonces que ella seria mía. Me levante de un salto de la cama, donde estaba tendido entregándome a mis ya habituales reflexiones, y me vestí a toda prisa.
Salí a la calle y camine casi mecánicamente durante un largo rato. En un momento caí en la cuenta de que estaba frente a su casa. Llame a la puerta varias veces hasta que ella contesto. Era la 1 a.m. y sin embargo estaba despierta. Me invito a pasar, un poco sorprendida por mi tardía e inesperada visita. Recién terminaba de cenar y estaba bebiendo una copa en la sala. No pude responder nada coherente cuando me pregunto por el motivo de mi visita. Solo alcance a balbucear que pasaba por el lugar y quería asegurarme de que estaba bien. Esta declaración la sorprendió sobremanera, pues nuestra relación era puramente casual, pese a lo cual, yo estaba completamente obsesionado con ella desde que la vi por primera vez. Me dispuse enseguida a contarle esta verdad, teniendo yo, la certeza casi absoluta, de que mi sentimiento no seria correspondido. Al decirle esto, me sentí enfermar. Me sentí tan débil y desprotegido mientras le hablaba, que era como si todos los males y pestes de la tierra cayesen sobre mi en el mismo segundo. Ella escucho con atención y, al terminar yo de hablar, me miro con una sonrisa brillante y sin decir nada, me beso tiernamente en los labios. Estaba temblando en ese momento. Ella, notando esto me reconforto, y me dijo que sus sentimientos eran correspondientes a los míos. Quedamos, luego de una maravillosa velada, que a la noche siguiente la haría pasar a buscar por mi cochero para que cenemos en mi vieja mansión. Cuando volví esa madrugada a mi mansión estaba tan emocionado que desperté a todos los criados, al mayordomo y al cochero y les di precisas instrucciones de lo que tendrían que hacer y preparar para esa noche. A los criados, les indique que comidas preparar. Al mayordomo, que anotaba con frenesí todo esto, le dije que buscara en la vieja cava los vinos y el Champagne mas finos. Al cochero le di las instrucciones acerca del horario en que tendría que pasar a buscar a mi amada. Sin embargo no quería que ellos estén esa noche ni el día siguiente. Yo me encargaría personalmente de todo lo que normalmente hace la servidumbre, excepto preparar la comida. Por lo que luego de dejar todos los detalles que les indiqué preparados, les dije que se tomaran lo que quedaba de la noche, y el día siguiente y que cada uno elija en cual de mis propiedades querían pasar esos días libres, y que se retiraran justo antes de que el cochero la traiga. Incluso estaba tan contento, que les dije que se tomaran toda la semana, para pasarla en la propiedad que hayan elegido. Les di bastante dinero a cada uno para que lo gasten durante sus vacaciones y les dije que se pusieran en movimiento desde ese instante. Luego me fui a mi estudio y me encerré para meditar un rato.
La mañana siguiente a ese extraño evento, me sorprendí estando pensativo y caído en mi sillón de cuero, con una copa de brandy entre las manos. No se si podría decirles que era lo que estaba cruzando por mi mente en esos oscuros instantes, pero tengo la certeza de que eran los pensamientos mas tenebrosos que jamas haya experimentado. Recuerdo el sonido del reloj, repetitivo, hipnótico. Cada vez penetraba mas en mi corazón. El tic-tac de ese maldito reloj se clavaba en mi pecho con mas fuerza luego de cada repetición. Cada vez su volumen aumentaba mas y mas. La habitación, tan luminosa para ser una triste mañana de invierno, Se fue oscureciendo. El maldito reloj de madera marcaba aun las 10 a.m. Pero ya las penumbras gobernaban totalmente mi estudio. A medida que la luz se fugaba de el cuarto, el tic tac del reloj era mas intenso. Ahora sonaba como un martillo gigante, blandido por el mismísimo Thor sobre un demoniaco y pesado yunque. El sonido seguía penetrando en mi corazón, cual estaca purificadora en el pecho del amo de la noche. El sillón, cual ataúd, era mi tenebroso refugio. Sentía que cada vez me hundía mas en el sillón, que me precipitaba a las tinieblas cada vez mas aprisa. El endemoniado reloj de madera, que había permanecido durante incontables generaciones en la casa Thorton, seguía repitiendo su helado sonido, seguía penetrándome el alma con esa hipnótica representación de los segundos.
Cada segundo que pasaba, mas se corrompía mi pensamiento, mas me hundía en la tiniebla de mi sillón. Sentía que el cuarto se agrandaba cada vez mas. Cada vez estaba yo mas lejos de las paredes y del techo. Lo poco que podía yo distinguir entre las espesas penumbras del cuarto, se hacia cada vez mas grande, mas amenazador, mientras que yo y mi sillón de cuero, nos reducíamos cada vez mas. Las tinieblas de mi cuarto eras tan espesas que hasta se las sentía al respirar. Se que les esta siendo cada vez mas difícil creer en mi historia, pero es lo único que les puedo contar acerca de lo sucedido aquella fatal noche. Lo que aquí no les cuente, los detalles que aquí no incluya, todo lo que aquí no mencione, para mi, no existe. Solo soy consciente de lo que aquí estoy contando. Todo lo demás, escapa a mi memoria, o tal vez, a mi razón. Decía entonces, la espesa oscuridad era ya asfixiante. Yo estaba ya sintiéndome insignificante sentado en mi sillón de cuero. Paseaba la vista por todo el cuarto, pero las paredes ya se habían alejado tanto de mi que me era imposible distinguirlas. Solo podía ver mi biblioteca. Casi ni distinguía ninguno de los libros, sino que los distinguía como una sombra amorfa moradora de los estantes, donde antes reposaban mis preciados libros. Aquella sombra, no era la sombra de mi colección de clásicos de terror, sino la esencia que habitaba en aquellos libros. Era como si todo lo que representaban esos libros de historias y poesías aterradoras, hubiese cobrado vida, para atormentarme. La sombra se abalanzo sobre mi con rapidez. El sonido del reloj era ya insoportable. Con cada tic tac, todo temblaba. La sombra se detuvo a unos metros de mi, y cobró la forma de un horripilante y gigantesco cuervo.
Me aterrorice entonces, y solo atine a decir una cosa, recordando alguna poesía de terror:
Entonces grite desesperado:
“Dime cual es tu misión, oscuro profeta de la noche plutonica. Profeta. Angel o Demonio, pero seguramente profeta. Dime que te impulsa a perturbar mi meditación para atormentarme, o aparta tu pico de mi corazón, y tu figura de la noche plutonica”
No lograba yo entrar en razón. El cuervo ya no estaba allí, había sido reemplazado por la sombra de mi biblioteca. Mi razón decía que el cuervo jamas había estado allí, siempre había sido la sombra de mi biblioteca. De todas formas la alucinatoria visión del gigantesco cuervo que ya había desaparecido, seguía atormentándome. El ambiente del cuarto se estaba enfriando cada vez mas. La pesadez del aire se intensificaba constantemente. Era muy difícil respirar. Un ambiente de intoxicación casi demoniaca se apoderaba del cuarto. Salía vapor de agua de mi boca tras cada unas de mis agitadas respiraciones. El cuarto ya parecía una heladera. Y se seguía enfriando. El maldito reloj de madera seguía horadando un hueco en mi alma. El pesado sonido del reloj de madera desgarraba ya mis oídos. Me sentía extremadamente pequeño y desprotegido en el medio de esa habitación. Los demenciales pensamientos que recorrían mi mente eran de los mas perniciosos. Ya no soportaba mas. Una sensación de terror absoluto se apodero de mi. Hice un esfuerzo para gritar, pero estaba completamente paralizado. Solamente podía observar como todo sucedía. No soportaba mas. La sensación era tan oscura y enfermiza que hubiese preferido morir en ese mismo instante. Y aun pienso que hubiese sido mejor morir en ese momento, antes que soportar esa situación y los horripilantes hechos que tuvieron lugar como consecuencia de la acción de estas terroríficas fuerzas que se apoderaron de mi habitación, de mi reloj y de mi mente. Seguía yo sentado en mi sillón, sumido en una especie de trance hipnótico, completamente aterrorizado. Una eléctrica sensación empezó a subir por mi espina. Una sensación muy potente. Ya no la soportaba mas. Esa electricidad me producía un dolor insufrible y un violento temblor. Era literalmente, idéntica sensación a la electrocución. Logre dominar mi mente en un milagroso instante, y me di cuenta de que las imágenes que deambulaban por mi pensamiento eran de lo mas aterradoras. Eran imágenes de muerte, de sangre. Podía distinguir lapidas por todos lados, en un oscuro cementerio. Yo estaba ahí. Corriendo, escapando de algo. Al ver esto en mi imaginación sentía un terror mas intenso que antes. La imagen se puso oscura de pronto. Me veía ahora en el fondo de una tumba. Una oscura figura se asomo por la entrada, y comenzó a echarme tierra encima. Me estaban enterrando!!! Enterrando vivo!!!!!. Luchaba por gritar que no estaba muerto. Pero nada salía de mi boca. Luchaba por incorporarme, pero estaba completamente inmóvil. En pocos instantes la tierra ya no me permitía ver nada mas. Un desgarrador grito quebró la mortuoria paz que reinaba y me devolvió a la realidad. Me encontraba todavía en mi sillón. Estaba oscuro en el estudio, pero no era ya esa oscuridad asfixiante. El reloj ya no hacia ese ruido enloquecedor y desmedido. Todo estaba normal de repente. El reloj de madera marcaba ahora las 22 horas. Había estado durante 12 horas sumergido en ese trance. Comprobé con alivio que ya todo había terminado. Podía moverme con normalidad. Camine hasta la mesa del estudio para encender unas velas. Todavía no me terminaba de reponer del evento que había tenido lugar. Siempre me había sentido muy seguro en mi apartada mansión. Era como mi refugio. Pertenece a mi familia desde hace ya casi tres siglos y medio. No se por que digo esto. Solo estoy tratando de expresar con todo el detalle posible mis reflexiones de ese momento. Tome los cerillos y encendí las velas.
Recorrí la habitación de punta a punta con la vela, para asegurarme de que todo este en su lugar por enésima vez. Todo estaba bien. Recordé que faltaban apenas 20 minutos para que se cumpliera la hora de que llegara ella. Salí del estudio y me lavé la cara. Traté de tranquilizarme un poco. Encendí un tabaco de mis favoritos y me serví un poco de Brandy. Me senté de nuevo en ese sillón y traté de tranquilizarme pensando que en pocos minutos me encontraría con mi amada. Estaba a punto de beber el ultimo sorbo de Brandy cuando sentí el pesado golpe de las manivelas contra la puerta. Me apresure a abrir. Era mi cochero, que la traía. Luego de esto se retiraría hacia mi propiedad de Yokshire Dales, una pequeña pero lujosa casa de campo cerca de páramos salvajes en las zonas altas de la cadena Penina. El clima se había tornado helado y hostil. Una violenta tormenta se acababa de desatar. Me apresuré a hacerla entrar en la mansión. Me dio su abrigo y la invite a sentarse en el cómodo sillón de la sala. Le serví un poco del mejor Champagne importado de la zona de Épernay, Francia, donde se cosechan las mejores uvas para vinos espumantes. Sabia que ella estaba acostumbrada a cenar bastante tarde, por lo que decidimos tomar unas copas para hacer tiempo, mientras se terminaba de cocinar la cena de esa noche, cocción de cuyos últimos detalles me encargaría yo en persona. Los truenos resonaban con gran estrépito en el exterior. Mientras bebíamos ella me contó de su vida, de la trágica muerte de sus padres en un terrible accidente durante un viaje en barco, cuando era ella apenas una niña de dos años, y que quedo luego al cuidado de sus tíos, dos miserables que, según sus propias palabras, solo la mantenían con vida para poder tratarla como a un animal. Intentando cambiar de tema, me pregunto ella por mi familia. No había en el mundo, tema mas fatídico que ella pudiese sacar esa noche. Toda mi familia, mi padre, mi madre y mis tres hermanas, había sido asesinada cuando era yo apenas un adolescente. A pesar de la ardua investigación, la policía nunca encontró al asesino, ni los cuerpos, pese a lo cual, conjeturó la policía, seguramente habían muerto, porque la cantidad de sangre que había en la casa era demasiada, y había indicios de una violentísima pelea, además de el hecho de que habían desaparecido. Al contarle esto ella quedo consternada, pero me apresure a cambiar de tema. Hablamos de literatura, de pintura, de música. Para haber tenido una infancia tan desfavorable, era extremadamente culta e inteligente. Luego de beber varios tragos estabamos los dos ligeramente obnubilados por una delgada nube etílica. Nada demasiado grave. Luego de un largo rato de estar hablando de arte, nos olvidamos completamente de la comida. Estabamos muy emocionados hablando de el periodo Renacentista, a propósito de lo cual le dije que tenia una magnifica recopilación acerca de ese periodo en la biblioteca de mi estudio, y la invite a ver el lugar mientras buscaba el viejo libro. Mientras subíamos las antiguas escaleras de mármol, los truenos retumbaron mas intensamente en el exterior. Ella me dijo entonces que la casa parecía digna de una historia de fantasmas.
Nunca lo había notado, pero realmente tenia un aire a historia de terror, y me hacia acordar a una novela que acababa de ser publicada y que había leído hace poco tiempo, “Drácula”, de Bram Stoker. Como sea, seguí hasta mi estudio y ella me siguió. Al entrar encendí unas velas y las deje en el escritorio, y use una para iluminarme entre los libros. Busque primero en la biblioteca, y al no encontrarlo supuse que estaría entre los libros desparramados en mi escritorio. Volví entonces hacia el y busqué entre los libros que ahí estaban. De pronto un terrible escalofrío se apodero de mí, al posarse mis ojos sobre un libro abierto. El texto que estaba en esa pagina era como una premonición macabra. Veía el titulo mientras un sudor frío se esparcía por mi frente. “El Cuervo, por E. A. Poe” decía el titulo con unas letras negras y gruesas. Una sensación de electrocución intensa tomó todo mi cuerpo. Ya no tenia control de mi mismo. El tic tac del reloj se hacia cada vez mas intenso. El tic tac del reloj penetraba en mi alma, se clavaba en mi corazón y punzaba con violencia mi consciencia. Un pesado ambiente intoxicado se apodero del estudio.
Ella me hablaba, pero yo no le prestaba atención.
- Cariño , ¿estas bien?- me repetía ella al ver mi desencajado rostro.
Sólo alcancé a gritar demente. No podía hacer nada mas. Grite demencialmente entonces:
“Dime cual es tu misión, oscuro profeta de la noche plutonica. Profeta. Angel o Demonio, pero seguramente profeta. Dime que te impulsa a perturbar mi meditación para atormentarme, o aparta tu pico de mi corazón, y tu figura de la noche plutonica”
Ella gritaba desesperada
- Ya basta, ya no es gracioso!!!-
- Apártate de mi noche plutónica !!!!!!!!!!!!!!! , No me atormentes mas!!!!!!!!!! Aparta tu pico de mi corazón !!!!!!!!!!!! Apártate de mi noche!!!!!!!!!!!!
Estaba en un estado de obnubilación total, solo podía repetir esas frases.
- Angel o demonio, pero seguramente profeta!!!! Cual es tu misión al atormentarme!!!!!
- Ya basta, ya basta-
Ella lloraba desconsolada, y lo siguiente que vi es que mis manos estaban alrededor de su cuello. La arroje con violencia contra la pared. Me poseía una fuerza sobrehumana. Pude tirarla por los aires varias veces sin esfuerzo alguno. El sonido del maldito reloj era cada vez mas desgarrador y desconsolador. El ambiente era extremadamente frío y el aire parecía putrefacto. El estudio estaba tan helado que parecía que el mismísimo Asmodeo estaba enfriando e intoxicando el aire de mi estudio.
- Apártate de mi corazón !!!!!!!!!! - Era ya mi único grito.
Comencé a estrangularla nuevamente, mientras el fatal ruido del reloj complementaba su efecto hipnótico al embotador aroma a pestilencia que dominaba el congelado cuarto.

Tomé entonces el atizador de mi salamandra y la golpee en la cara. No hicieron falta mas de dos golpes para quitarle la vida, pero seguí golpeando hasta desintegrar casi totalmente su cráneo, siguiendo el ritmo del perturbador reloj con los golpes, como si se tratara de un metrónomo infernal que marca los tiempos de las acciones mas crueles. Seguía golpeando con un desesperado frenesí, mientras el cuarto se agrandaba cada vez mas.
Al terminar de golpearla, el ambiente inmediatamente se normalizo. El ruido del reloj maldito se hizo imperceptible. Sin embargo El aire seguía un poco frío y pesado. Tome entonces el cuerpo, y lo arrastre hasta el sótano. Al llegar ahí, pense “creo que es buena compañía, no creen” mientras sacaba las maderas del suelo y hacia un pozo. Al terminar, tire el cuerpo ahí, lo cubrí con cal, y luego con cemento. Rellené lo que quedaba con la tierra del suelo, y volví a colocar las maderas. Limpie cuidadosamente la sangre, prendí unos inciensos y un tabaco de mis favoritos, puse “Ride of Valkirias” en el viejo equipo de sonido y luego me senté en mi estudio hasta que ustedes me encontraron. Desde ahí, ya saben como siguió todo.”
El agente Mc. Arthur leyó la confesión en voz alta.
-¿Esta seguro de lo que escribió?
- Totalmente- Aseveró el asesino, todavía cubierto de sangre.
- Comprende que si firma esto, no habrá mas opción que ahorcarlo, ¿no es cierto?-
- Absolutamente-
El pobre hombre firmo la confesión.
- permítame hacerle una ultima pregunta, señor Thorton
- Adelante –
- ¿Hay algo mas, además del cuerpo de la pobre Miss. Daly, bajo el suelo de
su sótano?
El hombre se rió con algo de pena y no dijo nada mas.
El asesino fue condenado a la horca, y ahorcado al mediodía siguiente. En el momento en el que el moría, Un horrible grito femenino se escucho por todo el pueblo. Mientras lo ahorcaban, los detectives desenterraron cinco esqueletos humanos del sótano de este hombre. Al llegar al único lugar que quedaba, donde se suponía que estaría el cuerpo de la joven Daly, descubrieron con horror, que, efectivamente allí estaba ella, con la cabeza totalmente destrozada. Sin embargo se le distinguía una mueca de terror en la boca, y con mas horror aun, que había cal dentro de su boca y vías respiratorias, señal inequívoca de que aun estaba viva al ser enterrada. y además que sus manos habían llegado a rasguñar el cemento, y estaban ensangrentadas, y el la posición de empujar, justo por debajo de las maderas.
- Pobre chica – Dijo el capitán. –Lo mas triste es que casi lo logra.-
Un ultimo detalle macabro: en las maderas que cubrían la parte del sótano donde ella había sido enterrada, se encontraba dibujada con sangre, la imagen de un gran cuervo. Además, una frase apareció como epitafio en la tumba del Señor Thorton, frase que rezaba aquel atormentado personaje al cuervo de Poe mientras lloraba la memoria de su amada: “Nunca Mas”.