jueves, febrero 16, 2006

Der Doppelgänger

Es una habitación lúgubremente iluminada. Raquíticos rayos de luz se filtran por las endijas de una desvencijada persiana.
Revistas apiladas sobre todos lados resaltan en grandes titulares la victoria de los hombres Barbados de las Antillas.
En el centro, una cama, rodeada de un mar de botellas y platos con papelitos dorados que relatan la decadencia de un triste episodio. Sobre esta cama reposa ella, como dormida, como ausente, como perdida. Bella. Hermosa y rígida. No esta muerta. Mas que eso, esta Lejana, como viendo sin mirar.
Sus ojos perdidos reposan una mirada triste y forastera sobre un rincón lejano de aquel cuarto.
A él llega un austero rayito de luz que va a caer en la punta de una bota negra abandonada en ese lugar.
Una lágrima rueda indiferente sobre su mejilla. Sus cabellos dorados, extraños, radiantes en algún momento, parecen estarse apagando.
De repente una visión perturbadora la devuelve a este mundo: Los pobres rayos de luz que escapan a la tiranía de la oscura persiana, le permiten vislumbrar una figura humana en el rincón de la bota recortada a contraluz.
Una voz temblorosa se logra desprender de su garganta:
-¿Quién anda ahí?-
La presencia de otra persona en ese cuarto se hace cada vez más evidente.
La bota tan inerte en algún momento, ahora se ve avanzar un paso. A su lado, otra vota le sigue, dejando ver perfectamente que alguien las tiene puestas, pero conservando en penumbras su rostro.
-¿Quién sos?- Dice ella con desesperación.
- Seria más oportuno preguntar quién sos vos- Le responde una voz de mujer desde el rincón mientras aquella figura avanza hacia la luz.
Al ver el rostro de este personaje, ella ahoga un grito de horror: aquel lúgubre personaje parado en el rincón era un doble. Un doble de ella misma.
- Esto no puede ser- grito con desesperación.
Como buscando respuestas en su mente, ella se incorpora y agarra una botella de Whisky del suelo y la inclina sobre su boca.
Pero en cuanto el liquido hace contacto con sus labios, un desagradable fenómeno tiene lugar:
Ella se empieza a derretir, como si fuese la cera que cae de una vela, se va licuando hasta no ser mas que una mancha en la alfombra que desaparece en pocos instantes.
La misteriosa mujer toma un trago de whisky, y avanza hacia el plato con los papelitos brillantes.
Con una destreza propia de algunas alma tristes, prepara una línea de cocaína que consume en pocos segundos.
Luego se acuesta en la cama y se queda mirando, como ausente. Como perdida y lejana.
Sus ojos perdidos reposan una mirada triste y forastera sobre un rincón lejano de aquel cuarto.
A él llega un austero rayito de luz que va a caer en la punta de una bota negra abandonada en ese lugar.