lunes, abril 02, 2007

El Visitante. (II)


“Recordando el mal momento
atrincherado en tu habitación;soledad, humo y penumbrasdespertares de ultratumba.
Apocalipsis del sustento interiorandar sin encontrarle alivio al tormentodesesperante, mórbida afliccióndel visitante y su castigo.”
El Visitante- AlmaFuerte
El blanco del paisaje punza en mi ojo con fuerza. Un momento de calma luego de tres días de combate. Como te amo Patria mía. Pero ya estoy tan harto del amor, harto de ti. No te alcanzó con condenarme a una vida de miseria, sino que ahora me muestras que lo mejor sobre nuestro futuro es saber que voy a morir, y tú serás mi muerte. Más allá de la llanura podemos ver al enemigo, agitado, cansado, tan agobiado como nosotros. Luego de tantas muertes, la vida vale poco. Algo debe andar mal, si matar es algo que se hace todos los días como quien va a la oficina. Me gustaría verte en combate, querido Leopoldo, o tal vez quieras venir a pasear un rato, adorable Maggie, para que vean los honores que se han ganado, la sangre que han derramado desde sus sillones de cuero. Seguramente no les importará, como no les importó cometer este homicidio en mi dulce hogar, donde sé que ya jamás me verán los que me aman y me esperan con optimismo inútil. Porque sé que nunca saldré vivo de este ataúd de hielo. Si, ya puedes cerrarlo, ya pueden enterrarme y ahorrar tiempo. Cierra el ataúd y despídete, seguro que también arruinaras eso, llevándole una enseña del color del cielo y un pésame de fantoche a mi esposa, hasta me imagino la escena.- Fue todo un héroe, esté orgulloso de él-Esa misma enseña que es de mentira, que vale lo mismo que el barro, estandarte en el que creí una vez, y que ahora no es más que el blanco y rojo que cubre estas tierras.- soldados, calen bayonetas!!! – calen bayonetas... Tuve que dejar de escribir mi carta, y prepararme para un ataque. No recuerdo cuando abrimos fuego, pero recuerdo que fue en pocos segundos, una escena desgarradora. Corríamos entre las penumbras y el fuego, podíamos realmente ver los ojos de los Gurkas, saltábamos de roca en roca y en ocasiones estaban tan cerca que prácticamente podía atacarlos con la bayoneta. Pude ver como a uno se le atascaba el rifle, pude ver como lo tiraba a un costado, y en lugar de tomar su pistola, sacaba el legendario cuchillo Gurka y nos atacaba con el. Luchaba con un valor sobrehumano. Pronto lo perdí de vista. Yo seguía disparando. En una ocasión creo que descargue más de diez rondas directamente sobre el pecho de un enemigo a menos de medio metro. El miedo me dominaba. Veía como cerca de mi caían los soldados con los que había estado hablando hacia un rato. Las granadas explotaban tan cerca, pude ver como volaban hombres enteros. En un momento las explosiones se intensificaron, detonaban granadas una tras otra, sin tregua. Repentinamente una gran explosión y terribles monstruos de fuego cayeron del cielo sobre la compañía Gurka. Estábamos recibiendo apoyo aéreo, pero no me alegré demasiado en ese momento. Algunos disparos, más explosiones, y todo quedo en silencio. Escuche alejarse ruidosamente al C 130, y luego la nada. El humo lo cubría todo. Cuando la niebla de pólvora se despejó, pude ver con claridad cientos de cuerpos, cientos de heridos desmembrados, al gurka apenas moviéndose en el suelo, sin piernas, empuñando todavía su cuchillo. Yo estaba milagrosamente ileso. Algunos Soldados de mi compañía se agrupaban cansados, temblando. Pude verlo al “Flaco” Arriola, acercarse y abrazarme. Lo abracé fuerte, desde la infancia nos conocíamos, y nos había tocado la misma desgracia. Sentí como sus piernas temblaron, sus manos se aflojaron, y cayó a mis pies. Bajo él la nieve se tornó roja de repente. Yo no pude más que temblar y caer de rodillas. Vi en sus ojos el reflejo de la muerte. Buscó desesperado en sus bolsillos y saco una carta ensangrentada.- Para mamá, por favor, cuídala- La voz casi no le alcanzaba.- reza conmigo- Dijo mientras sacaba un rosario y lo apretaba sobre su pecho.“padre nuestro...” su voz no alcanzó para mas. Pero yo seguí rezando, aunque ya había dejado de creer. A veces me visita en sueños, todavía lo veo caer a mis pies noche tras noche, pidiéndome que rece con él.“venga a nosotros tu reino;hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.”

1 Comments:

Blogger Unknown said...

el flaco arriola!

lo termine de leer.
un abrazo.
te felicito por seguir con entusiasmo con todo este proyecto de la escritura y no perder nunca la calidad.

la puta madre la palabra de verificacion es una garcha es mas larga q la mierda! =P

3/4/07 00:13  

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