viernes, febrero 02, 2007

Lo Negro

Un oscuro día, en las horas arcanas donde las sombras dominan las almas y las calles, mientras fantaseaba entre demonios y querubes, una negra luz me visitó desde el abismo, para darme noche y día al mismo tiempo.De sorpresa me tomó, y entre susto y alegría, se borró por un segundo la congoja que vive siempre en el alma mía - Maldita y bienvenida al mismo instaste seas, - exclamé pues -, hacedora de mis desdichas, y de mis mas hermosas cavilaciones, oh bendición y maldición, todo junto dentro de tu luz tan negra.Pero por que vienes, tan decidida, a apartar mi triste pensamiento y borrarlo de mi mente, si ambos dos sabemos que te marcharás pronto lejos, hacia donde tu luz te espera?-Solo un instante, fugaz efímero y demente, duró la negra luz al lado mío, y acongojado todo mi ser ,Vio alejarse en la negrura tanta bella maldad, que alma y mente plaga, con destructiva creación.Sean pues estas palabras, y esas luces visitantes, relegadas al recuerdo mas cruel, el recuerdo que nunca existió.Sombras de una sombra son ya las cenizas que seré, un fantasma de un recuerdo ya, que perturba mi soledad, me atormenta dulcemente en el mas hermoso de los suplicios. Solo a la espera estoy de que el olvido vencedor, complete su obra de destrucción, y será entonces tu ausencia, una sombra mas de una herida hecha fortaleza, y aunque sé que nada de esto será importante ya, poco consuelo es la certeza del olvido, tal vez por no querer olvidar. Mientras tanto, sea pues tu luz tu dicha, y que nunca jamas te enteres, de la congoja que pesa sobre mi alma, pues nada debe enturbiar tu feliz luminiscencia.Sean mi luz estos tomos, en donde vuelco la desgracia y la condena, sean pues ellos mi dicha.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Un imaginario compendio de tangos tristes perecen acompañar acompasadamente el claroscuro de ambos escritos
¡Cuánta nieve hay en mi alma!
¡Qué silencio hay en tu puerta!
Al llegar hasta el umbral,
un candado de dolor
me detuvo el corazón...
Nada
El último cafe que tus manos, con frío, pidieron esa vez con la voz de un suspiro
...Cuanta tristeza sin redención ni deseo vital alterno...

9/2/07 20:26  

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