domingo, agosto 17, 2008

Recuerdos

La película comienza y todos guardan silencio, todos se acomodan en sus asientos y las luces del cine bajan lentamente. Yo, inusualmente incomodo en mi butaca, intento prestar atención a las imágenes que se van sucediendo pero me cuesta bastante. Una procesión de recuerdos funestos pasan por mi mente mientras corren los carretes de película. Las imágenes se empiezan entonces a yuxtaponer y ya la película no es la película. Lo que veo en la pantalla son mis propios recuerdos. Un niño feliz, un joven conflictuado quien sabe por que demonios, una familia que se disolvió entre los encrespados mares de la vida… Todo eso proyecto sobre el lienzo y veo mi vida en degrade, lentamente, casi por etapas, casi congelados los momentos felices para siempre en un pasado que es nebuloso y traicionero. Me veo a mi mismo, pero no soy yo. No, definitivamente no soy yo aquel niño alegre y lleno de vida. Los años, con sus amarguras me han ido envileciendo. La casa de mis abuelos, tan llena de años y de sensaciones, sus paredes, llenas de ancianos secretos, sus ocupantes que hoy son fantasmas del recuerdo, aquellos árboles de pino y los frutales de los que comíamos en primavera. ¿Por qué aparecen sobre el lienzo del cine estas imágenes? Que vil demonio ha traído mis recuerdos con una potencia tal? Veo como la vida es un carrete de película que se consume vorazmente entre las garras de los años, y en su fuego eterno devora para siempre las dichas del pasado. Hoy ya todo ha desaparecido, la casa con los pinos, mis abuelos, las paredes llenas de humedad y secretos ancianos. Tan cerca y tan lejos están aquellos años dorados. La película me muestra con una crudeza extrema mis mejores momentos y la congoja y el hastío se apoderan de mi alma con cada fotograma que avanza en la pantalla. La película hace horas que terminó, el cine esta desierto y yo sigo viendo aquellos años proyectados por un proyector espectral, casi del mas allá. Me encuentro atrapado entre mis recuerdos y no puedo salir. Ahora, la sala se hizo laberinto, el laberinto de mi historia y entre las paredes se ven fotogramas congelados cada uno mostrando un momento distinto de mi añorado pasado. Yo atesoro esos recuerdos y me pesan también, me persigue la remembranza de quienes ya no están, del niño que ha cambiado y ahora es un pobre diablo. Un pobre diablo atrapado en el laberinto de sus recuerdos. Atrapado para siempre, condenado a jamás encontrar la salida de aquel perverso lugar. La vida es historia y es olvido.

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lunes, abril 28, 2008

Mi vida

A veces te veo entre sombras

Entre las tinieblas brutales de mi cuarto

Perdida entre tiempos espectrales

Victima de las garras de la desgracia


A veces estas tan cerca que puedo sentirte

Pero nunca atraparte con fuerza

Te me escapas fatalmente para siempre

Cada noche, cada dia, cada instante


Mi vida es una sombra fugitiva

Me he apartado del sendero

Mi futuro promete y ahí se queda

Torturado por fantasmas pestilentes


Ya es mi mente un charco enlodado

Son los días cárceles fatales

Son las noches para siempre infernales

Es hoy mi vida perpetuo crepúsculo

lunes, abril 07, 2008

Silencio

Perdidos por siempre entre nieblas lejanas

Me aguardan perdidos tus silencios errantes

Para callar para siempre mis palabras profanas

Para reflejarse en tu eco de perlas y diamantes


Ya nunca vendrán, esa es mi suerte

Eternamente extraviado esta tu rastro

En un tiempo que corre hacia la muerte

Con secretos guardados en un arcano astro


Asi son tus silencios para siempre

Perdidos, errantes, diamantinos

Encerrados en un eco fatalmente

Bajo eterno amparo de astros adivinos


Son tus silencios perdidos los que callo

Es tu voz la que se apaga cada noche

Es tu luz y no otra la que sale con la luna

Son tus silencios los que caen al poniente

Para siempre cada noche hasta el dia

viernes, abril 04, 2008

Deliruium Tremens

Tras los pasillos perdidos se esconde el hastio

y mis labios rebelan, silenciosamente,

los callados secretos de un mundo sombrío

y de cadenas ancianas que arrastro abstinente.


Ya no arde en mis labios el dulce veneno.

Ya no calma mis penas con su amargo vacio.

Ya no nubla mi vista el calmante desenfreno.

Ya no me desboca con su estrecho espacio.


Me devora el impulso de volcarlo en mis labios

Pero se que a penosa lenta muerte me condena

aunque hecho de menos sus consejos sabios

se al menos que ya no arrastro tambien sus cadenas


Preso de un infierno todavia ardiente

me balanceo siempre en el abismo

implorante, perdido, silente

siempre al borde de un fatal cataclismo.


Caigo en las noches por infinitas escaleras

presa indefensa de un terror que asesina

y me hace trizas el espejo del alma

miedo, espanto, infierno,

y el delirio de mi espiritu abatido.

jueves, febrero 14, 2008

Todo Muere

Cuál es la duración y acaso el sentido
de los besos fugases que se fueron.
Besos perdidos entre tiempo herido
Fantasmas de dichas que partieron

Dónde están, Alma, aquellos rostros
y aquel libro gris y aquellas manos
que escribieran versos con nosotros
hoy perdidos en infiernos arcanos

Dónde esta aquella luz que regalabas
Donde aquel olvidado vestido rojo
Dónde esta tu voz que me abrumaba
Dónde tu poesia y tus preciados ojos.

Están donde espera terrible la eternidad
de la muerte, del hastío, del Estigia
Están allí en aquella corroída ciudad
donde Hades reina, aguarda y vigila

domingo, octubre 14, 2007

In Taberna mori

“Yo, yo soy el Abad Cucaniense,
y mi opinión está con los bebedores
y mi voluntad está en la secta de Decio,
y quién me haya buscado por la mañana en la taberna,
des­pués de la tarde saldrá desnudo,
y así desnudo clamará por su ropa:
¡Wafna!
¿Qué has hecho, suerte torpísima?
¡Wafna!
Nos quitaste todos los goces de nuestra vida,
¡Wafna!”*

Aquí nos juntamos hoy como todas las noches, a beber hasta no saber donde esta el suelo. Y así jugaremos todos. ¡A los dados, a las cartas, a ver quien bebe mas en pie!Apuesta monedas! Apuesta mujeres! apuesta vino! apuesta tu ropa hasta que quedes desnudo!Y ahí no temeremos a la muerte, sino que la jugaremos a la suerte
!Wafna!
Aquí el hombre santo y el libertino beben en nombre de las mujeres hermosas, el campesino y el rey brindan por los monjes de todo el pueblo, el adultero y el fiel, el avaro y el generoso, el perverso y el piadoso!En la taberna es todo humo y suciedad, pero durante la noche beberemos y jugaremos como nunca. La vida y la muerte se jugaran a cara o cruz en nombre de Baco, y el vino desatara la sabiduría en los habladores, que predicaran el mal y el bien por una moneda o una copa. ¡Que poco duran las monedas cuando estamos en la taberna! ¡Que caro es vivir indecentemente!
La sabiduría de los predicadores nos enseñará del mundo, mientras embrutecidos por el vino, algunos que se entreguen a las delicias del juego terminaran desnudos, y otros se vestirán con el.
El cobarde se hará valiente con unas copas, y se enfrentara a cuchillo con los fuertes.
Luchará con valor, pero también con torpeza, y morirá discretamente, ¡No podemos permitir que interrumpa nuestro juego con su muerte! Pronto será olvidado y el universo volverá a ser el fondo de un vaso y un mazo de cartas.
Asi entre juego y vino perderemos nuestra honra, cantaremos a Baco versos indecentes, y atropellaremos a las muchachas ingenuas que nos sirven la bebida
¡Wafna!
¡Y brindaremos por las cosas importantes de la vida!:

“¡Primero, por el dinero del vino, beben los libertinos; una vez beben por los cautivos; después beben una tercera vez por los vivos; una cuarta vez por todos los cristianos; una quinta por los fieles difuntos; una sexta por las hermanas frívolas; una séptima por las tropas de Silvano!¡Un octavo trago por los hermanos perversos; un noveno por los frailes disolutos; un décimo por los navegantes; un undécimo por los discrepantes; el duodécimo por los penitentes; el trago número trece, por los ca­minantes! ¡Tanto por el Papa como por el Rey beben todos sin ley!”**

Aquí estará el escape a nuestra vida detestable. La fortuna Acompañará a algunos, y poco podemos hacer para ponerla a nuestro favor. Lo único que sirve es el juego de la fuerza de la mente, donde engañando quitaremos el dinero a los ingenuos para comprar mas vino.Ay Fortuna! Como la luna, siempre creces o decreces, siempre variable, y nosotros, siempre a tu merced. Oh Fortuna! En tus manos estarán nuestros destinos esta noche! De ti dependerá quien sale de aquí vestido, quien sale sin hogar! Yo perdí ya seiscientas monedas!!! Saldré de aquí corrompido y privado de gloria. Al amanecer seremos todos indigentes, por las calles andaremos buscando nuestra puerta, y algunos caeremos en alguna esquina, llorando las heridas de Fortuna.Hay suerte tan adversa! La gracia de la buena estrella no me acompañó esta noche.
Saldré de la Taberna a la mañana, en ropajes andrajosos, ya eximido de mis monedas, y al andar, el honrado y el abstemio me verán pasar y murmuraran maledicencias a mis espaldas, mientras que yo, victima de tu juego de maldad, Ay Fortuna, llevaré mi torso desnudo por los caminos.
Wafna!
Ay Fortuna! No deseas que mi desgracia aquí termine, ¡no te alcanza con los hirientes rayos del sol clavándose en mis ojos! ¡Quieres además que sea victima del agravio de los transeúntes de vida honrada! Se escandalizan las damas puritanas por mi andar errático, y los hombres mas cerrados me calumnian por mis andrajos. Y ahora quieres, Oh Fortuna, que me tope con el puñal del intolerante, a quien nunca he ofendido más que con mi presencia. Es doloroso el metal hiriendo la carne, casi se siente como la vida se escurre con la sangre. He vivido indiscretamente, ¡y me ha costado mucho más que seiscientas monedas
!Wafna!
---------
* Carmina Bvrana - Ego Sum Abbas - (yo soy el abad)
**Carmina Bvrana - In Taberna Quando Sumus - (cuando estamos en la taberna)

martes, septiembre 04, 2007



lunes, julio 09, 2007

La Puñalada

Tres cosas lleva mi alma herida, cuatro ahora contando el frío del acero. Cae sobre mi la magia de las grises callecitas de montmartre. Recuerdo todavía las palabras del cafiolo:
- si fuera Dios te salvaría, pero no soy, así que te podes joder hijo de puta, esto es por pasarte con mis minas…-
Recuerdo sus ojos, inyectados en sangre cuando esa puta le dijo que se iba conmigo.
Todo el mundo dudaría lo que yo puedo jurar, realmente la quería, el muy hijo de puta pensaba que le quería robar el negocio, nunca me creyó. Pero el tendría que saber que yo no andaba en el yiro. De todas maneras no hubiese importado. Ella igual no pensaba quedarse conmigo, eso yo ya lo sabia. Mas de una vez me había dejado “no place”, como perejil en maceta. Pero yo me la aguantaba porque la quería, realmente la quería, puedo jurarlo.
Y todo para que? Para que me achuraran como churrasco de croto en esta calle de mierda. Que Paris ni que carajo, acá me quedo, aferrado a la vida por un pelo de pelado, como quien se desangra en plena Francia, y en pleno invierno, así, bien frappé, como las cañas que servia el Goruta, que en paz descanse, en esa mierda de bar en constitución.
Je, el Goruta, vienen a mi mente mas palabras del cafiolo, mientras sostenía con fuerza el puñal…
- si lo ves al Goruta, mandale saludos-
Pero ese no puede ir al infierno, si era mas bueno que el pan!!! No lo voy a ver, porque a mi me toca el escarmiento, y no pienso arrepentirme ahora. El infierno… ¡ el infierno y el vacío!
Soy un pelotudo, yo sabia que el cafishio ese cargaba corte y era pierna con la faca. Sabia que me iba a pasar eso. Ni pude sacar el bufozo, que tenia seis confites con su nombre. Por ahí eran cinco, y el otro tenia el mío.
Extraño la lunita de arrabal que susurraba el Grajera en plena calle Florida.
“muchachos, vamos que la luna quiere oír…” no me acuerdo como seguía…
Me voy a ir al infierno, pero por pelotudo, por boquearla con el cafiolo, y como me hallaba curdo, batí la justa, que me piantaba con la mina, y que vayamos afuera a ver quien era mas taura, cuando tranquilamente podía irme con ella haciendo el otario ganado la puerta silbando con las manos en los bolsillos…
La puta como duele!!! Me voy a dormir, creo que es lo mejor. Ya ni puedo ver bien….
Y eso? Gina!! Ahí la veo, tan luminosa… Gina… Lo mataste a ese hijo de puta? Por favor, decime que lo mataste! Por que lloras? Para! Aguanta, no seas puta, deja eso, Gina! Sos una hija de puta como tu cafiolo, ojala que hoy te amasije a sopapos pedazo de puta, que te pasa? Te mando a rematarme el ranfañoso ese! Por que no le metiste un tiro, vez que sos una perra, ustedes todas son iguales, por unos mangos son capaces de quedarse con uno como ese, y se lo merecen, te mereces que te cague bien a golpes todas las noches.
A donde vas?! Vení acá ahora mismo, matame por lo menos pedazo de puta! Me dejas acanalado y te vas? Gina! Vení, no te vayas, matame te di…

miércoles, junio 27, 2007

If i was your vampire

Entrando en la casa vacía todo es olor a desamor y humedad. Las paredes se muestran consumidas por el impío tiempo, cubiertas de musgos y pretéritos fantasmas, las cortinas cubriendo inexistentes cristales, raídas y ancianas, cobran vida con los embates de helados vientos nocturnos que vienen a decirme algo. Los ayeres se unen en un punto entre el espacio y el tiempo, para mostrarme, proyectado en las paredes podridas, el pasado en degradé. Un rayito de luna entra por una hendija de la persiana desvencijada, como viniendo de un proyector que ilumina la espectral pantalla. Hasta me parece poder oír el ruido del filme girando. Apareces en la imagen, jugando entre cultivos de trigo, recorriendo sendas doradas y fértiles, destilando olor a rosas. Estás contenta solo en ese momento. Luego los campos se fueron pudriendo, los vientres se secaron y perdiste la esperanza. Ahora estas totalmente envenenada, girando victima del delirium tremens. Temblando en una sala blanda, la desesperación y el horror es lo que me muestra la pared devenida en pantalla del pasado. Casi recordando, estoy yo también en la sala, vestido de blanco sucio, con el guardapolvo cubierto de las putrefacciones de hospital. Un hospital en ruinas, apenas con paredes y techos, con camillas sucias, y salas abarrotadas de cajas llenas de lamparitas quemadas, que son las únicas que hay en el lugar. Seguís desesperada, viviendo un decadente espectáculo en ese hospital del infierno. Tus heridas en carne viva sangran desde el alma, y manchan el suelo. En la casa vacía, comienza a despertarse la asfixia, que presiona contra los corazones y la imagen se vuelve sepia y maloliente. Tenías un espantapájaros, debías lograr que el trigo crezca, no siempre puedes cosechar lo que siembras. Te doblabas victima de los dolores de tu vientre perdido.¿Recuerdas que fui tu vampiro? 6 AM, mañana de navidades. Vuelven los fantasmas de una vida llena de miseria.Juntos ese día arruinamos los más fértiles campos, secamos todos los vientres con nuestros dolores.Me diste tu alma y tu cuerpo, me pediste que succionara tus miserias y nada quedó luego. Solo tu despojos sensuales, y un hilo de sangre que caía desde tu cuello, y manchaba tus delicadas vestiduras blancas. Te amo, mirarte me esta matando ahora. Te he amado, y he sido tu vampiro. Te deseo aun, pero todo termino para siempre. Solo tengo estas ruinas de tu belleza, vampirizadas y perdidas, tengo aun tu útero seco dolorido, tengo tus cultivos muertos para siempre, y tengo una bala con mi nombre justo en la recámara.6:19 y veo que ya estoy listo para abandonar la casa. La pared ya no me muestra mi desgracia, te amo, por eso debo morir ahora.Si yo fui tu vampiro, a la luz de la luna, ahora seré un despojo, para seducir otros cuerpos.Las moscas aparecen a dejar sus gusanos.Y llevo el caño a mi sien.Hojas muertas que caen.

miércoles, mayo 02, 2007

Pyung Ahn

“Karatecas que a las siete,
siguen golpeando y buscando
ese gran significado,
que la vida ha preparado”
Andres Calamaro. -El ritmo del lunes-


Camina el guerrero Hwa Rang por las montañas, busca su significado, su razón, mas las respuestas esquivas siempre logran evadirlo. Sabe que es tiempo de guerra, los 3 reinos se encuentran enfrentados, y el que logre unificarlos bajo una sola bandera, tendrá el total control de la gran Corea. Los mecanismos de defensa del Reino de Silla Son poderosos, las probabilidades de un ataque grave son escasas, pero dominar a los Reinos de Koguryŏ y Paekche no va a ser tarea fácil. Para eso, la alianza con la dinastía china de Tang será crucial.Entre este juego de intrigas y conquistas estaba este joven noble, dotado de sable y armadura, con el juramento de dar su vida por su general. ¿Cuál era su motivo para estar aquí? ¿Que significaba su vida?... su entrenamiento había finalizado y pronto seria enviado al frente, donde Silla intentaba conquistar el territorio de Koguryŏ. Sabiendo esto, el joven dedicaba lo que le quedaba de paz a este severo enigma que se había metido en su cabeza. ¿Por qué estaba ahí? En un momento algo escandalosamente cierto se le presento como respuesta: Su razón para vivir era matar!!! Era un guerrero, y ese era el camino. Al hablar con su general sobre su inquietud, el soberbio oficial solo se limito a decir:- Luchas por tu honor, y por el de tu reino -El joven se alejo contrariado. ¿Qué era el honor? ¿Qué honor había en quitar una vida? .Esas respuestas lo esquivarían hasta el momento de su muerte.

_______________________________________________________________

Tiemblan las rodillas del joven practicante, la asfixia, el cansancio, el dolor terrible, pero debía seguir, así se lo demandaba el camino del guerrero.Formas Pyung Ahn… por milésima vez… “calma y paz de la mente” “equilibrio, comunión de las almas con los cuerpos”. A esta altura el equilibrio era imposible, tantas horas, tanto dolor en los músculos… las rodillas tiemblan y amenazan con fallar al próximo movimiento. Pero él seguía, intuyendo que entre alguno de esos movimientos estaba la respuesta…. ¿Cuál es el camino del guerrero?. Repentinamente el dolor cesó, se presento el hiriente placer insoportable del músculo que se relaja luego de una jornada de entrenamiento. Un frío filoso bajó desde el Trópico Siberiano hasta el cono sur, para cubrirlo todo con copos brillantes. El Dojang se inundó de luz blanca y pudo el joven artista ver a un gracioso tipo, vestido como noble oriental de hace 1400 años, que comía pacíficamente una manzana, sentado en el suelo, al tiempo que le ofrecía otra con la mano extendida. - ¿quién sos?- dijo tomando la manzana que le ofrecían. En ese momento tuvo la sensación de que algo los unía.

- Vengo a darte la respuesta que te faltó hace 2000 años. Ante tan rara afirmación, el moderno karateca solo pudo levantar las cejas en gesto de extrañeza. Pero casi de inmediato tuvo en su mente la visión de un lugar. Unas montañas, un bosque, remoto, ya perdido entre las garras del tiempo. Un lugar que le resulto tan familiar como su gimnasio. Recordó sensaciones antiguas, casi por instinto llevó su mano a la cintura para encontrarse con su anciano Sable. Recordó dudas….

- El camino del guerrero…-

- Esa misma respuesta -

- ¿Y cual es entonces?-

- Verás… recuerdas al general Kung Shin?-

- Si.. creo…- recuerdos de existencias anteriores se confundían en su espíritu.-

-El era un hombre ciego… turbado por la avaricia y el odio, el camino del Guerrero esta más allá de cualquier ambición humana, de cualquier conquista material. Debes comprender que solo a través del refinamiento de tu espíritu y de tu técnica, encontrarás el sendero que te llevará a ser un verdadero guerrero, y entonces serás uno con el universo y podrás ver la real dimensión de la naturaleza-

- No comprendo, podrías….-

- Cuídate y sigue entrenando, estaré cerca si me necesitas- Y tan pronto como apareció, todo se esfumó, y el confundido practicante se encontró rodeado por sus compañeros de entrenamiento y su instructor.

- ¿Estás bien? -

- parece que se desmayo….-

El joven se levantó, y recordando las palabras del sabio, se alejó, turbado, y ante la mirada azorada de todos, solo se limitó a continuar con su entrenamiento, buscando las respuestas.

miércoles, abril 18, 2007

A mi muerte.

Temblando bajo un rayo de la mística luna,
Meditaré entre la magia del valle de las hadas.
Triste y muerto ya, todo cubierto de bruma
cuando te poses en mi, mariposa de alas doradas.

Temblará entre mis manos y caerá para siempre
Un suspiro doliente de almas condenadas
Se romperán las cadenas otra vez inútilmente
Y me embarcaré finalmente en las aguas heladas.

Seguro velarás con amor mi recorrido
Mientras navego con Caronte entre sueños
Las aguas fatales del Estigia oscurecido
Y su espejo me muestra almas de cuerpos sin dueño

Hacia donde Hades reina en parajes corroídos
Hacia donde la eternidad es el máximo castigo,
Navegaré por última vez, herido, mas sin pena
Pues guardare en mi alma, la certeza de que me has querido
.

martes, abril 17, 2007

Narciso Narcosis

Cogemos, nos vamos y volvemos. Te vas, entras, haces que las sombras nos hablen. Pero siempre volvemos, tal vez en forma de sombras también, a ese lugar muerto de pie, a ese cementerio club, construido sobre ciudades con olor a cebolla de metal.
-¿Cogemos?- siempre tenés los puños llenos de verdades, con las que me dejas los tímpanos llenos de calaveras histéricas.
- ¿¡Acá!?-
O allá. Como siempre. El antro esta vació, infectado por una bruma azul producto de la transfiguración del tabaco en gas venenoso. Se trazan los caracoles humeantes en el aire viciado. Me mirás y preguntas de nuevo. El Whisky, el hambre, el frió, las prohibiciones, el dinero, todo desaparece poco a poco entre copas y preguntas pelotudas.
Pero siempre volvemos aquí, a escuchar los mismos acordes a través del aire viciado de tabaco y tristeza, desde y hasta la medianoche.
Caigo en espirales infinitos, entre el licor del olvido y el blues del adiós.
Poco a poco el viento comienza a soplar entre mis dedos. Las botellas se van acumulando y esa mierda que suena en el ambiente me va perturbando rápidamente. Me atacan alacranes y serpientes que salen de tus manos.
- ¿cogemos?-
Cuando comprenderás que ya estas ahí!!! Tan ahogada en licor como siempre
No te das cuenta de que el mal me invade. No ves en mis ojos la sombra del demonio. De cualquier manera, ya te había pagado, el tiempo ya había pasado… nada te impedía irte. Debo estar dormido. El antro esta vacío. La música desaparece poco a poco. ¿Por qué te quedas?, ¿no ves que ya todos se han ido?
Cada vez que veo hacia fuera, vos morís y siento que mi espalda cambia de forma.
Dejo de ser gusano. Comienza una metamorfosis de tremendo delirio, mientras poco a poco es mi diafragma cambiado por tubos de hojalata.
Entonces obtuve mis alas y nunca lo supe.
Cuando era gusano pensaba que no podría lograrlo.
Ahora podrás quemarme como a una polilla en un reflector. Transfórmame. Ya esta hecho. La luna ahora eclipsara al sol. Ya puedo desplegar mis alas. Finos bordes de acero y motivos dorados que miran con falsos ojos de espejo.
¡Oh no! Todo lo que dijeron se cumplió,
¡Oh no! yo soy todo lo que dijeron que era.
Miras mis alas y te transformas. Pero quedas trunca en el proceso, nunca pensaste que podrías lograrlo. Vienes hacia mí como un juguete inválido, quemado y podrido. No te rasques las costras, o jamás sanarán.
Cae rodando un niño por las escaleras del Delirium Tremens.
Llueve y te transformas en barro pestilente.
Ahora debo buscar una flor de cobre. Debo beber de su veneno. Te transformaste en tu anhelado infierno, tiraste tus deseos al meadero.
Coártala y vuelve a crecer. Yo soy la Hidra, ahora veras mi estrella.
Me poso sobre ti, terrible, Bestia Trunca por tu falta de deseos.
Mis alas ya están por secarse y pronto deberé abandonarte para ir en busca de mi cobre. Si te quedas quieta serás estatua de Sal.
La transfiguración del gusano. La transfiguración de la serpiente fallida. Y nos une este pequeño amor envuelto en aluminio, que pronto también nos separará, con una fina pared de cristal de plomo. Todo estaba por concluir y quería otra pequeña gota debajo de mi lengua. Mis alas ya están secas, y las rosas caen por doquier y se transforman en caimanes. Tus protoalas se desprenden y se caen. Se transforman en alacranes. Una Criptorquidea entre mis manos se torna en serpiente y me regala su veneno de visiones.
Oye, has visto mi estrella, ya casi eclipsa a la luna. Has visto mi estrella de sal?
Oye Estrella enferma: quiero enfermarme de ti
Oye Estrella caída: ¿No sabes que te adoro?
Oye Estrella Porno: yo te deseo.
Dame otra gota de veneno. La serpiente calla y se torna Criptorquidea.
Vamos hacia el altar, Bestia Trunca, junto con la Puta y la Monja.
Profanamos el templo en sacrilegios y fornicas sobre El Señor.
Estamos contra El Muro.
-¿cogemos?-
No hoy. No aquí. Debo volar hacia el rió de estaño, y no puedes venir, tus alas se han caído, y ahora son alacranes.
Me poso sutil sobre el río en busca de otra Orquídea venenosa. Ya te veo Criptorquidea, y serás mía, inyectaras tu savia en mi antebrazo. Subes la liga de goma por mi codo, para ayudarme.
Vienen los Caimanes, flotando en estaño. No llego, ven tu a mi, ven flor de cobre!!
Ya llegaron los caimanes, nada puede hacerse. Me envuelvo con mis alas y me transformo en amapola. Y me voy en un capullo de oscuridad, me quedo en el Ùtero Eterno. Y me voy.
Regresa, nunca vas a dejarlo.
Regresa, siempre vas a complacerlo.

lunes, abril 02, 2007

25 años

Recordamos en estos dias una fecha muy oscura. Hace 25 años, Soldados argentinos desembarcaban en las islas Malvinas para recuperar el orgullo de un gobierno militar que se tambaleaba. Mas de 8000 jovenes fueron enviados a la muerte, y mas de 600 la encontraron.
En estas fechas, Misfantasmas.com rinde homenaje a los caidos, y a los que aun vuelven a sus trincheras cada noche, en busca de alivio a su tormento y al abandono sufrido por parte de la sociedad y el estado.
A traves de dos videos bastante apropiados, y dos cuentos, intento reflejar los sentimientos que me trae esta fecha.
Mis saludos y respetos a los que cayeron, a los que volvieron y sin embargo no logran salir aun de sus trincheras, y a los familiares de mas de 1000 hombres que perdieron la vida entre los dos bandos.

Fletcher Memorial Home

Iluminados por el Fuego

El Visitante


La sensación era cada vez más placentera, algo me abandonaba, me entregaba al sueño, deseaba irme, dormir. Imágenes de casa llegaban hasta mi, como flotando en el aire frío y cortante. Solo deseaba que esa ensoñación continuase por siempre. Era tan real, estaba en casa. Seguro que era un domingo, porque estaba toda la familia alrededor de grandes fuentes de tallarines apoyadas en la mesa. Veía a Mamá y a Papá, en el medio de la mesa. Sorpresa sentí cuando me di cuenta de que también estaba Sonia, allá, lejos, en una de las puntas de la gigantesca mesa familiar. Se veía bastante abatida, como ausente de esa gran fiesta que era siempre el domingo al mediodía. Trate de acercarme, le hable, le dije lo mucho que la amaba, que pronto volvería. Ella parecía no escuchar. Traté de abrazarla, pero no pude. En un momento pareció mirarme, tuve la impresión de que me iba a decir algo….
-Pablo!!!- Las palabras de Gabriel me arrancaron de mi sueño.
En ese momento escuche un ruido fuerte, y todo se iluminó de repente.
Una sola cosa podía hacerse, meterse en la trinchera. En ese momento todo es cuerpo, el resto es silencio, luego de un rato, ya no se sienten las explosiones, Solo se tiene consciencia de uno mismo, acurrucado en la trinchera, escuchando al corazón latir, sabiendo que cualquiera de esas bombas podría caer encima de uno en cualquier momento.Cuando terminó, nadie quería salir. Así pasaron diez, veinte minutos, hasta que comencé a sacar la cabeza lentamente, para ver un panorama terrible. Finalmente salí de ese agujero de mierda, y lentamente caminé entre cuerpos destrozados, ropas ensangrentadas, heridos humeantes y agonizantes, miembros desparramados sobre la nieve, y tremendos cráteres. Pude ver que más de una bomba había caído demasiado cerca de mi trinchera, y se me pusieron los pelos de punta.Lentamente comenzamos a organizar lo que quedaba de la que era mi compañía, el Grupo de Artillería Aerotransportada 4. Un oficial nos ordeno apilar los cuerpos, como a los héroes que eran. Esto era apilarlos como se apilan las municiones de artillería, un grupo, y sobre ellos, otro grupo de cuerpos cruzándolos.Y dijo que nos apuremos porque debíamos abrir fuego en pocas horas.En un breve tiempo, los cuerpos ya estaban apilados, y nosotros intentado encontrar algo para comer. Encontramos algunas cosas, y logramos robar otras de la tienda de oficiales. Nos las arreglamos para llevarle un poco de agua y comida a Fabián, que había sido estaqueado por robar una lata de carne. A veces, me parecía llegar a sentir olor a rosas, como el perfume que usaba Sonia. La extrañaba terriblemente.Me alegraba su total falta de respeto a las reglas que habíamos creado entre nosotros, su costumbre de nunca pedir permiso, extrañaba como siempre me sorprendía con algo distinto.Y ahí estábamos, unas horas después, disparando nuestros cañones, matando, destruyendo. A veces me pregunto si todo aquello fue un sueño. Era tan terrible, tan imposible. Haciendo algo que se supone que estaba mal, era una pesadilla, no era bueno ni malo, era la naturaleza humana. Disparábamos sobre otras personas, en defensa de unos ideales que alguna vez fueron celestes y blancos, pero se habían tornado poco a poco del color del barro que siempre nos cubría, o negros quizá, como el color de la piel quemada al contacto con la nieve. A veces imaginaba a los que nos habían mandado aca, pasearse orgullosos y altaneros, y les decía por lo bajo:- juega a la guerra, mientras nosotros te defendemos, juega a ser el personaje que nunca has tenido el coraje de ser, un verdadero guerrero-Luego de media hora de estar disparando los Cañones, los ingleses ya estaban tan cerca que les apuntábamos prácticamente sobre el pecho. Al cabo de unas horas, ya solo quedaban una o dos piezas de artillería, las demás habían sido destruidas. Era solo cuestión de tiempo que le acertaran a la mía. Entre las cenizas que caían, cayó a mis pies un escudito, que decía “GA AEROT 4”, manchado en sangre. Creo que casi veo como se acerca la carga… punzante el metal en el pecho, si, debe ser un sueño. Todo es tan blanco, Mamá! Papá! Cuanta gente!!! Claro, debe ser domingo. Sonia, amor! Por qué estas triste, no llores… Sonia…. Por favor, no llores...
Dedicado a los que cayeron
a los que volvieron
a los que aun no logran terminar la guerra.
A Sonia.

El Visitante. (II)


“Recordando el mal momento
atrincherado en tu habitación;soledad, humo y penumbrasdespertares de ultratumba.
Apocalipsis del sustento interiorandar sin encontrarle alivio al tormentodesesperante, mórbida afliccióndel visitante y su castigo.”
El Visitante- AlmaFuerte
El blanco del paisaje punza en mi ojo con fuerza. Un momento de calma luego de tres días de combate. Como te amo Patria mía. Pero ya estoy tan harto del amor, harto de ti. No te alcanzó con condenarme a una vida de miseria, sino que ahora me muestras que lo mejor sobre nuestro futuro es saber que voy a morir, y tú serás mi muerte. Más allá de la llanura podemos ver al enemigo, agitado, cansado, tan agobiado como nosotros. Luego de tantas muertes, la vida vale poco. Algo debe andar mal, si matar es algo que se hace todos los días como quien va a la oficina. Me gustaría verte en combate, querido Leopoldo, o tal vez quieras venir a pasear un rato, adorable Maggie, para que vean los honores que se han ganado, la sangre que han derramado desde sus sillones de cuero. Seguramente no les importará, como no les importó cometer este homicidio en mi dulce hogar, donde sé que ya jamás me verán los que me aman y me esperan con optimismo inútil. Porque sé que nunca saldré vivo de este ataúd de hielo. Si, ya puedes cerrarlo, ya pueden enterrarme y ahorrar tiempo. Cierra el ataúd y despídete, seguro que también arruinaras eso, llevándole una enseña del color del cielo y un pésame de fantoche a mi esposa, hasta me imagino la escena.- Fue todo un héroe, esté orgulloso de él-Esa misma enseña que es de mentira, que vale lo mismo que el barro, estandarte en el que creí una vez, y que ahora no es más que el blanco y rojo que cubre estas tierras.- soldados, calen bayonetas!!! – calen bayonetas... Tuve que dejar de escribir mi carta, y prepararme para un ataque. No recuerdo cuando abrimos fuego, pero recuerdo que fue en pocos segundos, una escena desgarradora. Corríamos entre las penumbras y el fuego, podíamos realmente ver los ojos de los Gurkas, saltábamos de roca en roca y en ocasiones estaban tan cerca que prácticamente podía atacarlos con la bayoneta. Pude ver como a uno se le atascaba el rifle, pude ver como lo tiraba a un costado, y en lugar de tomar su pistola, sacaba el legendario cuchillo Gurka y nos atacaba con el. Luchaba con un valor sobrehumano. Pronto lo perdí de vista. Yo seguía disparando. En una ocasión creo que descargue más de diez rondas directamente sobre el pecho de un enemigo a menos de medio metro. El miedo me dominaba. Veía como cerca de mi caían los soldados con los que había estado hablando hacia un rato. Las granadas explotaban tan cerca, pude ver como volaban hombres enteros. En un momento las explosiones se intensificaron, detonaban granadas una tras otra, sin tregua. Repentinamente una gran explosión y terribles monstruos de fuego cayeron del cielo sobre la compañía Gurka. Estábamos recibiendo apoyo aéreo, pero no me alegré demasiado en ese momento. Algunos disparos, más explosiones, y todo quedo en silencio. Escuche alejarse ruidosamente al C 130, y luego la nada. El humo lo cubría todo. Cuando la niebla de pólvora se despejó, pude ver con claridad cientos de cuerpos, cientos de heridos desmembrados, al gurka apenas moviéndose en el suelo, sin piernas, empuñando todavía su cuchillo. Yo estaba milagrosamente ileso. Algunos Soldados de mi compañía se agrupaban cansados, temblando. Pude verlo al “Flaco” Arriola, acercarse y abrazarme. Lo abracé fuerte, desde la infancia nos conocíamos, y nos había tocado la misma desgracia. Sentí como sus piernas temblaron, sus manos se aflojaron, y cayó a mis pies. Bajo él la nieve se tornó roja de repente. Yo no pude más que temblar y caer de rodillas. Vi en sus ojos el reflejo de la muerte. Buscó desesperado en sus bolsillos y saco una carta ensangrentada.- Para mamá, por favor, cuídala- La voz casi no le alcanzaba.- reza conmigo- Dijo mientras sacaba un rosario y lo apretaba sobre su pecho.“padre nuestro...” su voz no alcanzó para mas. Pero yo seguí rezando, aunque ya había dejado de creer. A veces me visita en sueños, todavía lo veo caer a mis pies noche tras noche, pidiéndome que rece con él.“venga a nosotros tu reino;hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.”

domingo, febrero 18, 2007

Amor Francés

Una fría luz, la tumba y tu alma bailando a mi lado. Los ojos perpetuos exhalando desdichas indecibles y los cantos ancianos del dolor y la desgracia. Entonando con distintos versos los mismos dolores pasas las noches, junto a la tumba que aloja tus restos mortales, que polvo son hace tiempo.
Los vapores húmedos al ras del suelo cubren delicadamente tus pies que se desplazan etéreos sobre la hierba mojada.
Incontables lunas has pasado ya, postrada junto a la lapida testigo de la eternidad, recordando con tristeza las alegrías esquivas que se esconden en el pasado, para nunca regresar. Irrumpen los recuerdos, brutales, amenazadores, y todo buen momento vivido se transforma en una cruel tortura.
Toman forma entonces los horrores mas temibles y yo corro entre las lapidas, para alcanzarte y abrazarte, pero te alejas tanto como me acerque. La luna, testigo plateado de mi desdicha, observa inmóvil, y baña con su luz de morgue nuestro pequeño cementerio.
Corro descalzo, desesperado entre tantos mausoleos y entierros. Mis pies caen con fuerza sobre el suelo húmedo y no me importa pasar sobre algunas tumbas. Estoy tan cerca, y siempre te vas más lejos, como si indescifrables poderes te alejaran de mí.
Paso corriendo entre lágrimas y árboles caducos, y mis sentires ya derruidos, se van desplomando uno a uno sobre las finas hebras de pasto humedecidas por el rocío.
Los terribles espantos que van tomando forma a mí alrededor no me persuaden de abandonar la persecución.
Mis pies sangrantes amenazan con zozobrar, y los horrores cada vez más cercanos comienzan a acecharme desde las lápidas. Se que me alcanzarán, y que tal vez me den muerte lenta, se también que con el alba te esfumarás, así como yo también desapareceré, para volver a mis oscuros y pequeños dominios hasta que la noche caiga pesada sobre las tumbas tristes y antiguas, y sobre el viejo templo.
Con terror presiento que de nuevo volveré a mi fosa sin haberte besado antes una vez mas. Y Sé que recuerdas tú también las dichas pasadas, las galas de lujo, las noches candentes en el antiguo castillo. Recuerdas, como yo, los honores, los títulos nobles y nuestros ratos de pasión en la cima del mundo, retirados en aquella antigua fortaleza que hoy es solo ruinas y amargura.
También rememoras indefectiblemente los sombríos momentos finales, recuerdas el fuego y los afilados aceros, las multitudes enardecidas, las injurias y la caída de la pesada hoja.
Y luego, la condena eterna de jamás volver a tenerte en mis brazos, la desdicha enorme de recordar noche a noche las delicias hoy devenidas en torturas.
Y así, pasamos los eones en nuestro pequeño infierno, donde la tortura es el recuerdo.
De esta manera, seguiremos penando durante una insignificante eternidad, que vera su fin solo cuando todo sea oscuridad.

viernes, febrero 02, 2007

Lo Negro

Un oscuro día, en las horas arcanas donde las sombras dominan las almas y las calles, mientras fantaseaba entre demonios y querubes, una negra luz me visitó desde el abismo, para darme noche y día al mismo tiempo.De sorpresa me tomó, y entre susto y alegría, se borró por un segundo la congoja que vive siempre en el alma mía - Maldita y bienvenida al mismo instaste seas, - exclamé pues -, hacedora de mis desdichas, y de mis mas hermosas cavilaciones, oh bendición y maldición, todo junto dentro de tu luz tan negra.Pero por que vienes, tan decidida, a apartar mi triste pensamiento y borrarlo de mi mente, si ambos dos sabemos que te marcharás pronto lejos, hacia donde tu luz te espera?-Solo un instante, fugaz efímero y demente, duró la negra luz al lado mío, y acongojado todo mi ser ,Vio alejarse en la negrura tanta bella maldad, que alma y mente plaga, con destructiva creación.Sean pues estas palabras, y esas luces visitantes, relegadas al recuerdo mas cruel, el recuerdo que nunca existió.Sombras de una sombra son ya las cenizas que seré, un fantasma de un recuerdo ya, que perturba mi soledad, me atormenta dulcemente en el mas hermoso de los suplicios. Solo a la espera estoy de que el olvido vencedor, complete su obra de destrucción, y será entonces tu ausencia, una sombra mas de una herida hecha fortaleza, y aunque sé que nada de esto será importante ya, poco consuelo es la certeza del olvido, tal vez por no querer olvidar. Mientras tanto, sea pues tu luz tu dicha, y que nunca jamas te enteres, de la congoja que pesa sobre mi alma, pues nada debe enturbiar tu feliz luminiscencia.Sean mi luz estos tomos, en donde vuelco la desgracia y la condena, sean pues ellos mi dicha.

Lo Blanco

Los últimos fulgores de la salamandra brindan un modesto y terminal calor, que apenas alcanza para mantener libre de sollozos a aquella fría alma.Inmóvil, sentado en su sillón de rojo terciopelo, con la mirada fija, como mirando mas allá de la pared que se erguía ante él, cavilaba profundamente, debatiéndose entre el sueño y la vigilia.Sus cavilaciones, puras y terribles, se completaban con fragmentos de sueños que arremetían hacia él constantemente.Nada de este mundo, ni de ningún otro, lo sacaría de ese estado. Oía dentro suyo los versos mas terribles relatando ancianas pavuras, mientras que implacables, querubes y demonios azotaban su consciencia. El humo espeso del incienso, dibujaba formas en el aire. Caprichosamente aremolinabase a su derredor, y trazaba líneas sin sentido, aleatorias, entre las cuales, por momentos, parecían poder adivinarse las siluetas de ángeles y demonios.El santo humo lo invadía todo, mientras la maquinaria axon - dendrita de aquel oscuro ente seguía fantaseando entre terrores inimaginables, cruzando pantanos de desdichas e infortunios, cruzando los lagos del olvido y luchando contra aterradores fantasmas que atacaban desde otros tiempos y lugares.Confortablemente vencido, planeaba el reposar así, esperando que la muerte lo halle. No tenia motivos ya para rebelarse ante la desdicha. Una sombra ya pronto seria, lo mismo que la sombra cenicienta de lo que antes ardía con furia y vida en la salamandra. Igual que el fuego que ahora agonizaba.Mas allá, parcos volúmenes reposaban en el escritorio, ancianos libros raídos y amarillos que sabían relatar la desdicha de tiempos ya idos, o las dichas que jamas llegaron. Aquellos donde quien hoy solo esperaba la muerte, había buscado sin éxito la calma.En su fantasía, ahora se preparaba para cruzar el lago. La inmovilidad subía con lentitud, mientras que bajaba la temperatura. Ni él tenia ya registro del tiempo que llevaba sentado, cavilando sobre la muerte.Ya faltaba poco. La luz oscura y blanca aparecía ahora frente a el, producto del capricho del humo del incienso. Extendió su mano para poder tocarla. Era tan fría... como una morgue. Una frialdad cadavérica.Mientras su visión se oscurecía, la luz brillaba mas y mas. Ya no había mas aire en la sala, era imposible respirar, era imposible arrepentirse. Jugueteo la blanca luminiscencia un rato por la sala caprichosamente, como danzando ritualmente a modo de preludio, o tal vez, de posludio. Acercóse entonces la luz hacia su pecho, y succiono el alma de aquel condenado. Un dolor profundo antes de que se detengan las funciones. Una terrible puntada entre las costillas, y un ultimo suspiro.Se alejo entonces la luz, con su bagaje de almas y condenas, casi como arrastrando cadenas.Quedo el cascaron de un hombre sentado entonces sobre el prolijo terciopelo, cubierto por escarcha y recuerdos.

martes, octubre 10, 2006

Siete sangrientas y nueve veces tu nombre - Las tijeras de Mary Worth.

Bebe otro trago y continua cepillando tus hermosos rizos. 100 veces cada noche.
Esta vez tu despecho no habrá salido gratis. Oh, pobre Mary, no has notado al intruso en tu closet. Aquel es el mismo que la noche anterior has rechazado con desprecio. Aquel campesino pobre y bien parecido. Las tijeras, las copas, la Biblia, el eterno portal. Todo aquello y mas reposa sobre la mesita del espejo.
Parte del aire para siempre rancio quedara ya en tu cuarto.
Oh que hermosos cabellos y que hermosa figura moran ahora en tu espejo!!!.
El cepillo del pelo cumple irrefutable con su cometido.
45, 46, 47.
Todavía falta la mitad. Y luego recortar las maltrechas puntas.
Las cintas y el vestido blanco cuelgan simples de la silla de fino ébano. Mary Worth, la boda ha sido un éxito. Nada volverá a faltar nunca mas. Que fortuna te ha tocado, oh querida Mary!!!
Que gran riqueza guarda en sus cofres este apuesto galán que ha conquistado tu corazón, o acaso tu avaricia.
No sabe mas que alabarte, a ti, solo a ti querida Mary, a ti y a tus queridos cabellos de oro.
Mas, el amor campesino no muere aun, y te espía desde el armario.
67 68...
oh, pobre desdichado, la ilusión de un amor verdadero ha cegado su razón, y razón ya no queda para que conserve su preciado amor.
La puerta del closet se abre con cautela, y emerge desde dentro de el, la figura del pobre campesino.
Tu, bella Mary, absorta en tus cabellos de ángel, no notas la intromisión y continuas con tu ritual de egoísmo y vanidad.
79, 80,...
La figura se acerca con la cautela del demonio. Noventa y cinco, noventa y seis, noventa y siete, noventa y ocho.
Que mal fortuna que le ha tocado al campesino. Sus ropas son andrajos desdichados, sus manos tienen las llagas del trabajo sufriente de años de labranza. Su semblante es rígido y sereno, con la calma de quien es sabio y antiguo. Los ojos, quietos y tranquilos transmiten la experiencia de una vida de trabajo duro y agobiante.
Noventa y nueve.
Ya esta demasiado cerca. Su imagen detrás de la tuya en el espejo, tu sobresalto interrumpe tu inquebrantable ritual. Las tijeras sobre la Biblia, las manos en la flor. Faustos demonios se arremolinan entre tus cabellos y fuertes galopes trotan en tu pecho. Las cintas y el vestido. El azul de tus ojos y el carbón de tu alma. No es preciso fingir lo negro que hay en tus pensamientos.
La dama y el monstruo se debaten dentro tuyo. La matanza de miles, el crimen y el castigo
El cielo y el infierno o la justicia divina?
Que impertinencia!!! Como se atreve!!!!!!!!!!
Te levantas indignada interrumpiendo por primera vez en tu bella vida aquel ritual. Solo 99 cepilladas has dado hoy a tus cabellos.
- vete, sucio pobre-
- Pero, Mary... yo, yo te..-
- Vete he dicho, no te quiero, nunca te quise, nunca serás nada.-
Pobre campesino. La locura se apodero de él ante estas palabras. Las tijeras o la Biblia.
A eso se reducían las opciones. Eligió entonces el campesino el mal menor. Las tijeras a sus manos llegaron con la agilidad de los rayos.
- idiota, los que se suicidan por amor solo son idiotas apestosos-
El puño en el aire apretaba con fuerza las tijeras. Y cayo con la inexorable fuerza del odio.
Tu vestido, fino y hermoso, tu pecho y luego tu corazón. Pobre Mary. Todavía estas consciente y de pie. Giras hacia el espejo, donde el demonio mismo aguarda tus ojos. Lo miras fijamente. Los faros de ese rostro son rojos como la sangre, y sangre también mana en pequeños ríos a través de tus curvas tan sexuales, frente a las cuales tantos han caído. El terror, y la muerte. La muerte misma y el demonio que te atrapa en ese espejo, y en cualquier otro. Eres bella cautiva de cualquier espejo. Estas en el suelo, y tu extraño corazón ya no galopa como el mejor purasangre, pero aun ves algo. Las violentas y terribles arremetidas de esas tijeras contra tu bello rostro, y con furia especial utilizadas, contra tus rizos de sol. Distingues también como el rojo predomina en la escena, y como todo es cubierto por tu valiosa sangre. Ya es hora. El demonio te espera, querida Worth.
Horror!!!!!! Horror y tragedia!!!!!!! Como pudiste, oh joven labrador, borrar tal belleza de la faz de nuestra orbe!!!!!!!!!?
Te vas, oh campesino, con terror hacia la puerta, y antes de cruzar aquel inexorable umbral, giras hacia el espejo. Allí esta ella, devolviendo con fantasmales ojos la mirada desde el otro lado, cubierta del rojo fluido de la vida, con horrendas mutilaciones producto de tu ira. Las ataduras y el manicomio para ti, oh labrador, que jamas volverás a ver cosa alguna que no sean sus demoniacos ojos, y jamas dejarás de ser atormentado por la espectral visita de Mary Worth.
Y lo mismo o la muerte para todo aquel, que se atreva en los arcanos territorios del Black Sabbat, a pronunciarte, bella Mary, frente al eterno portal que abren los espejos, amparados solo por la luz de las velas del final mas temido.

lunes, octubre 02, 2006

Desde el Hades

Hacia ya varios años que me había retirado a las afueras de la ciudad, en busca de soledad. Esta decisión, que para mis amigos era tan extraña, tenía un motivo. Y ese motivo era terrible. Durante mis años de juventud, había conocido yo a una hermosa dama. Ella vivía en la misma calle que yo, y nos cruzábamos con frecuencia. La primera vez que la vi, me dirigía hacia la redacción del diario donde había conseguido un puesto como ayudante. Quedé totalmente deslumbrado, y no pude más que observarla con estupor y torpeza en el semblante. Al pasar ella a mi lado, me sonrió benignamente. Jamás podré quitarme esa sonrisa de las retinas. Ángel alguno hubo ni hay, que pudiese alardear de belleza tal como la que ella poseía, y no solo poseía, que sino irradiaba.
Los vaivenes de la vida me pasearon por distintos empleos, todos desdichados y mal pagos, hasta que encontré un buen trabajo en el centro, como asistente de laboratorio de un químico. Realmente no se por que caí en tal lugar, dado que mi experiencia estaba centrada en todo lo relacionado con la redacción. Tal vez por este motivo fue que me asignó la tarea de redactar los informes de sus trabajos.
Así y todo, me la seguía cruzando varias veces a la semana. Yo la saludaba con una sonrisa, que ella devolvía con ademán gentil. Todas las veces me prometía que en la próxima le diría algo. Entre dilaciones de este estilo pasó mucho tiempo hasta que finalmente tomé la decisión.
Era una fría tarde de invierno, y las calles, blanquecinas por el fino hielo, reflejaban con cruel intensidad la luz del sol. La vi entonces venir a lo lejos y decidí que era ese momento o nunca más.
No os aburriré con los detalles. Lo importante es que al siguiente día salimos y tiempo después nos casamos. La pasión y el amor supieron nacer como pocas veces entre nosotros dos.
Mi empleo nos permitía tener un muy buen pasar, y yo me desvivía por asegurarme de que ella tuviese todo lo que la complaciera. Ella, a su vez, gratificaba mi existencia con su presencia, con su forma de ser. Manifestaba una real devoción hacia mí, que se notaba tanto en los detalles, como en ella misma.
Cada vez que su imagen invadía mis retinas, era como un regalo sagrado, como una bendición.
Así, con una inusual felicidad pasamos varios años, hasta que el principio del final comenzó a ser escrito por los malvados que digitan el destino.
Un extraño mal atacó severamente a mi esposa. Trances de completa inmovilidad se adueñaban de ella durante horas, días incluso. Los síntomas al principio eran parecidos a un estado depresivo muy severo, de apatía total. Con el tiempo se hacían más severos y mutaban en cada ataque a nuevas formas que llegaban hasta extremos de total catalepsia. Yo observaba impotente como ella cada día estaba más deteriorada, como su semblante se demacraba cada vez más y la debilidad progresiva hacia estragos con ella.
Estos trances se intercalaban con episodios de fiebre altísima, de terrible dolor, de alucinaciones, que de solo oírlas, me generaban terror inexplicable.
Esta enfermedad burló a los más destacados médicos. Yo observaba desesperado como los más ilustres profesionales intentaban con todo tipo de diagnósticos, y tratamientos completamente inútiles. Así transcurrieron cinco torturantes años, hasta que un día, el más severo ataque de catalepsia la atacó. Gritos de horror al principio, delirios terribles.
El Doctor Elliot acudió con prisa ante mi desesperado pedido, esa misma tarde. Nada pudo hacer él más que acompañarme. Para cuando caía la noche, ella estaba completamente inmóvil, rígida. Las horas se convirtieron en días, y el Doctor se convirtió en residente permanente de la casa, mas por mi que por ella. Realmente el doctor brindó un apoyo más allá de su deber profesional.
Sin embargo, nada podía hacerse. Una tarde, durante el segundo día consecutivo que duraba el ataque, estábamos conversando en la sala, cuando un tenue pero profundo gemido se escuchó desde la escalera. Estaba ella en el segundo peldaño cuando susurró con triste modo:
- Me voy, amor- y cayó al suelo. Corrimos a auxiliarla pero ya era demasiado tarde. El doctor hizo lo que pudo, pero digo que ya nada podía hacerse.

La tarde siguiente la casa se llenó de conocidos y amigos, y así transcurrió la triste ceremonia del velorio.
Decidí inhumarla en la cripta familiar (hasta entonces vacía) que había en los terrenos exteriores de la casa. Era una casa antiquísima, que había heredado hacia poco de parte de un lejano pariente que no conocía. Hasta entonces, la cripta no se había usado. Inexplicablemente él había dicho en su lecho de muerte que deseaba ser sepultado en el cementerio de la ciudad.
Yo decidí que ella estaría bien ahí, cerca de mi.
Con gran pena pasaron los días siguientes. Una noche, meses después, me atacó su imagen en sueños. Ella dentro de la cripta, saliendo del ataúd llena de magulladuras. La desesperación y los golpes en vano intento de abrir la cripta.
Entonces desperté, y comprendí, o intuí, una terrible verdad.
Corrí desolado en la lluviosa noche por los terrenos de la casa, hasta llegar a la lúgubre cripta. Abrí con gran esfuerzo la puerta, y cayó ella sobre mí, con horrendas lastimaduras en las manos, y con un pavoroso estado de descomposición.
Jamás logré reponerme.
Dedicaba mis horas a profundas reflexiones acerca de la muerte.
Decidí entonces que debía mudarme a las afueras, lejos, a algún lugar apartado donde pudiera pasar el resto de mis días en perpetua contemplación.
De esa manera pasaron muchísimos años, sin interrupciones, sin nada. Hasta aquella noche fría. Una noche idéntica a aquella donde descubrí que el amor mío había sido sepultado mientras todavía latía.
En la oscuridad de la habitación podía vislumbrar el contorno de mis maltrechos muebles. Esa fue la primera imagen que tuve el despertar esa vez, a esas horas tan insólitas.
Todavía la benigna estrella no asomaba los tímidos resplandores de la mañana.
El coro doliente de pálidos astros seguía titilando indescifrables mensajes en los arcanos códigos del universo, cuando la vigilia se apoderó de mi ser todo, con propósitos tan secretos como el mensaje de las estrellas.
Los grandes ventanales de mi cuarto mostraban la estática escena del exterior, muerta, desolada. Los árboles, quietos, retrataban un pétreo cuadro mezcla de solemnidad y firmeza.
La terrible oscuridad era apenas vencida por los fulgores lunares, aunque entera y majestuosa, la luna daba toda su potencia para penetrar la tiniebla.
Como una terrible premonición, esa escena me llenaba de un indescriptible sentimiento, vagamente comparable con la angustia, o hasta la desesperación.
La paz que reinaba en los sórdidos páramos que rodeaban la amplia mansión, era una calma tenue, como el velo mortuorio que nos cubre, velando la expresión última, aquella llena de nada.
Seguía yo observando la triste escena, mientras infinidad de fatídicos pensamientos se arremolinaban dentro de mi alma. Un malestar terrible invadió mi espíritu gradualmente, lentamente. Minutos después, me sorprendí catatónico, mirando con terror el bosque muerto.
Podía yo sentir como la muerte omnipresente reinaba en ese lugar. Me volví entonces hacia el interior de mi amplia sala, y observé desorientado, casi como si fuese la primera vez, el viejo estilo que dominaba lo que por tantos años había sido mi lugar de descanso.
Casi con terror contemplé mis viejos muebles, los sillones de estilo antiguo, las imponentes bibliotecas de estilo gótico, y los vetustos volúmenes que en ellas reposaban.
La soledad había hecho estragos en esa sala, y en el exterior también.
Giré hacia otro de los ventanales, desde donde se veía un negro lago que reflejaba, gracia lunar mediante, la invertida imagen de los milenarios árboles.
Esta vez, una luminosidad difusa embebía el bosque. Una que no tenía nada que ver con la luna.
Las emanaciones gaseosas del lago cubrían la superficie, bañando todo lo que estaba cerca del suelo con un fulgor tenebroso.
El límpido cielo entonces comenzó a cerrarse, a nublarse rápidamente. Negros mantos de vapor condensado se postraban sobre todo lo viviente y todo lo inanimado. Magnánimos rayos y terribles estruendos lo herían todo en la tierra.
La congoja y la tristeza se apoderaron aun más de mi pobre alma. Mis nervios se destrozaban mas y mas con cada terrible trueno.
La muerte estaba cada vez mas presente en el desdichado bosque.
En el interior, las tinieblas acechaban furtivas, y paulatinamente todo lo demolían bajo el martillo vencedor de la oscuridad.
Todo estaba cada vez más negro y mortuorio.
La tormenta, implacable, destruía poco a poco las esperanzas que habitaban en el suelo, y los corazones heridos que moraban debajo, llenábanse de incurable desasosiego.
Entonces su imagen, terrible, fausta, se presento ante mis cavilaciones. No como en sus días de gloria, sino que presentóse ella tal cual la había visto por última vez. Putrefacta, herida.
Sus ojos repletos de nada, sus mortajas ensangrentadas y roídas por los vencedores gusanos.
El terror absoluto se apoderó de mi razón, mi espíritu y mi alma.
No podría haber diferenciado en ese momento si realmente estaba allí, presentándose como la venganza de un desolado espectro de un alma non salva, o si esa tenebrosa imagen era habitante oculto de mi mente tan perturbada por la muerte y la eterna desdicha.
Puedo ahora decir con alguna seguridad que estaba realmente allí, pero no como el fantasma de mi amada que habitaba en el limbo eterno de los sin descanso, sino como el fantasma suyo que habita en mis recuerdos.
No sé a través de qué terribles mecanismos ocultos, su imagen se transportó desde mi atormentada mente hacia el mundo real.
Me acerqué, perdiendo completo dominio de mis facultades mentales y físicas, hacia el putrefacto espectro.
La aparición estaba inmóvil, petrificada. Un halo de una luz fosfórea resplandecía a su alrededor.
No había ni un ápice de la hermosura y de la calidez pretéritas en ese marchito rostro.
Me arrojé a sus pies llorando con desconsuelo, reprochándome la terrible negligencia que había yo cometido. Conocía las características de su enfermedad. Tendría que haber tomado más precauciones, podría haberlo hecho. Pero no lo hice.
Entonces el espanto se apoderó de mis cavilaciones, cuando pensé, en mi demencia, que aquella negra y mortecina aparición, había llegado para vengarse, y con justo derecho, por los tormentos sufridos. La terrible experiencia de la sepultura en vida no es comparable a ningún otro suplicio que haya ni en la tierra ni en el Hades.
Entonces miré su rostro degradado por las bacterias y gusanos que habitan en todo lugar donde haya muerte, y reconocí la expresión del rencor infinito, del odio sin límites.
Me incorporé de un salto, y lleno de espanto y miedo, retrocedí. Y ella avanzó.
El fantasma se acercaba hacia mí con decisión. Yo caminaba hacia atrás. No había escape posible.
Quedé de espaldas contra mi gran ventanal, y ella, a unos pocos pasos de mi, comenzó a transformarse, a volver sobre sus años y sobre sus desdichas hasta ser la adorable belleza que había yo conocido en mis tiempos buenos.
Siguió avanzando, y yo me tranquilicé, pero no demasiado. Indudablemente algo no estaba bien con esto.
Quedamos muy cerca el uno del otro. Yo seguía contra el ventanal, y ella, apoyada sobre mi, susurró unas palabras ininteligibles. Algo andaba muy mal. Entonces, con un repentino evento, sus facciones volvieron a la horridez de antes y de un empujón me proyectó a través del vidrio del ventanal, precipitándome así hacia la muerte mas segura. Caí pesadamente, y me quedé observando el cielo.
En ningún momento perdí yo la consciencia. Al tratar de incorporarme, descubrí un entumecimiento total en mi cuerpo. Los criados corrieron hacia la tormenta, seguramente alertados por los horrendos ruidos, y se encontraron conmigo. No les podía hablar.
Me llevaron hacia adentro con esfuerzo, y llamaron al doctor.
Yo escuchaba lo que hablaban, tendido en el sofá, pero era lo único que podía hacer.
Varias horas después, un doctor llegó a la gran casa. Se sentó a mi lado y me revisó metódicamente.
Unos minutos después miró a los criados que estaban a mí alrededor, y negó tristemente con la cabeza. Yo quería gritar, moverme, más, esas acciones, estaban completamente vedadas para mí.
Con un movimiento solemne cerró mis parpados, y ya no pude volver a abrirlos, aunque me esforzaba en hacerlo como si en ese acto volcase yo toda mi alma.
Pasó el día siguiente y yo podía escuchar todos los preparativos para lo que sería mi velorio y entierro.
Dijeron que me sepultarían el la vieja cripta de aquella gran casa de la ciudad, junto a mi amada.
Sentía la gente caminar y hablar alrededor de mi. Sentía como me colocaban en el cajón, y luego, sentía los murmullos de amigos y familiares durante el velorio, Mas nada podía yo hacer.
Al día siguiente pasé por la terrible experiencia de escuchar los sonidos cuando cerraban definitivamente el cajón, y de poder saber que estaba en mi propia caravana fúnebre. El coche frenó, y pude sentir como con solemnidad y lentos pasos, me llevaban por los agrestes bosques de la deshabitada propiedad hacia aquella fatídica cripta.
Escuche la oración de un cura, y luego, poco a poco, cómo los sonidos se iban apagando, hasta que con ruidos desvencijados, se cerró definitivamente la puerta de la cripta.
Sabiendo que estaba dentro de mi cajón, se alternaban la desesperación y la inconsciencia, hasta que, luego de lo que a mi me parecieron siglos, intenté abrir los ojos, y pude hacerlo. Pude moverme, y gritar, pero era en vano. Durante horas golpeé con violencia el cajón, hasta que, presa de una fuerza sobrehumana, que me poseyó seguramente a causa del terror, logré romper la tapa. Salí de un salto del cajón, y apenas podían distinguirse las cosas que había allí dentro, gracias a una pequeña grieta en la pared que dejaba entrar algunos rayos de luna.
Caminé por la cripta, hasta la puerta y la castigué con fuerza, con desolación.
Nada pude hacer. Tropecé de repente con algo metálico, que se cayó haciendo gran escándalo. Lo recogí, y palpando, pude entender que se trataba de una lampara de aceite que seguramente habían olvidado ahí. Busqué con desesperación por el suelo, hasta que encontré, casi por milagro, unos cerillos. Logré, luego de varios intentos, encender la lampara con el único cerillo que logre encender, el único que no había sido atacado por la humedad que suele cundir en las criptas.
Una luz amarillenta y cálida baño las terroríficas instalaciones mortuorias.
Pude ver, en el centro de la cripta mi cajón destrozado, y a su lado, otro cajón.
Me cerque para abrirlo, no sé por que.
Estaba vacío. Me desesperé. Levanté mi farol, y allí estaba ella, parada contra un rincón. Su expresión era la de un espectro, y sus ojos parecían los de un demonio que esta soñando.
Se acercó hacia mí con paso tenebroso. La lámpara iba mermando sus fulgores, y la oscuridad nacía de nuevo en la cripta. Ella se acercaba, con odio en el semblante, y yo comencé a gritar desesperado. La oscuridad se hizo total en la sala mortuoria, y el grito final se congelo en el universo. Me abandonaron el tiempo y el espacio y me hice eterno en los brazos de la noche infinita que reina en los territorios de las almas dolientes.
Ahora un coro de demonios se reúnen día a día a mi alrededor, y con cantos trémulos y desdichados, me recuerdan mi pena y mi desconsuelo.
Y así será hasta que el universo ya no sea.

miércoles, septiembre 27, 2006

Delirium Tremens 3

"Telarañas en la ropa, tigres en el balcón, alacranes en la boca, miedo en el corazón. Maldito seas, Satanás, quítate el antifaz, en ese espejo no cabemos los dos. " Fito paez.

El techo pasa rápidamente. Tubo de luz. Techo. Tubo de luz. Techo. Tubo de luz. Puerta. Escorpión. Techo. Alacranes.
Miles de alacranes. En el techo primero. Pero gradualmente bajan por las blancas paredes. Están demasiado cerca. Nadie hace caso a mis suplicas.
Esas altivas figuras de blanco se arremolinan alrededor de mi camilla. Todo pasa muy rápido a mis costados. Un recodo en el pasillo, un giro brusco y otra puerta.
Una fuerte luz.
-¿Por que me dejan es esta sala? Quitenlos!!!!!!!!!!!!-
Nadie me hace caso, unos cintos restringen el movimiento de mis brazos y piernas. Escucho lo que hablan los médicos, pero ellos no me escuchan. Ahora las horribles bestias ponzoñosas están sobre mi. Me pican con inclemencia. El dolor es insoportable.
- ¿que tenemos doctora?
- Condición de emergencia. Cuadro avanzado de Delirium Tremens.-
- Tratamiento intravenoso sintomático. Quiero 10 de diazepam. Tratamiento con litio. –
- Parece deshidratado-
- Pónganle suero. Y quiero tratamiento urgente con talidomida
- Pero doctora....
- Haga lo que digo.
- Es que está prohibid....
- No creo que el señor esté embarazado. Haga lo que digo.

Están hablando de mi, ya lo sé. Estoy tan exhausto. Las luces están demasiado fuertes. Todo es demasiado blanco. Escucho aún el eco del jamas.
Me encontrará. Seguramente. No se puede escapar de ella. El aleteo se escucha a lo lejos y todo lo demás hace silencio. La sala se oscurece y los médicos se van. Sigo atado, pero ya no tiemblo. Un fúnebre aire recorre el extraño pabellón. Y la brisa macabra trae consigo a la terrible pesadilla real de los mas oscuros territorios de mis terrores. La fausta y altiva ave se posa en un rincón y recita los cantos que tanto horror provocan a mi herida alma.
Los alacranes siguen con su terrible trabajo. Desaparecen por momentos, pero sólo se tornan invisibles. Puedo sentir como su veneno ardiente sigue penetrando a través de las miles de picaduras.
Serpientes ahora se agregan al festín. Y arácnidos de toda clase. Todos me inoculan su veneno.
Y la ponzoña peor, que es Su recuerdo, corre por mis venas, y el dolor se hace insostenible. Los huesos crujen bajo mi piel. El temblor de nuevo.
El ave aletea en su lugar y recita de nuevo las terribles palabras que estrujan mi pecho herido.
Los insectos y arácnidos que se posan sobre mi ser siguen picando con saña,. Y se les agregan ahora terribles anélidos. Fétidos gusanos que roen mi carne, y puedo sentir como el tejido maloliente y putrefacto se desprende de mi.
Espacio y tiempo me abandonan y me siento preparado para morar ya definitivamente en el arcano territorio de las ánimas perdidas.
El agudo y enloquecedor sonido es cada vez de mayor frecuencia, mientras que mi corazón disminuye la suya.
La oscura parca esta ya muy cerca. Esas figuras blancas entran corriendo y se abalanzan sobre mí. Se mueven alterados. Clavan en mi carne largas agujas, y me proveen de inútiles elixires.
El dolor intenso y la oscuridad. No puedo seguir con los ojos abiertos, viendo tan terrible espectáculo de demonios.
- código azul-
- fibrilación ventricular-
-despejen-
el dolor intenso, una fugaz blancura se apodero de mi vista por efímeros instantes.
-200 joules, despejen -
El cielo azul, y la descarga terrible que me devuelve a la blanca sala.
- ya basta, se fue -.
- 00:15 hs -
no!, puedo volver, no me dejen. La desesperación. Me abandonan la carne y el aire. Y el reloj y el lugar. Las negras figuras y el corso de demonios se me acercan y me despedazan. Arañan, muerden. Esqueléticas manos me sujetan con violencia de los tobillos. Me arrastran hacia el pozo. Las penumbras reinan. Una fúnebre luz blanca y mortecina en el rincón. Un cuervo bajo esa luz que recita los terribles versos de mi tormento.
El rigor de unas cadenas ardientes que me sujetan las muñecas y el eterno tormento.
Por siempre en ese lugar, frente a esa negra ave que recitara sin tregua los cánticos torturantes de lo que nunca fue, evocando en mi triste memoria los perfumes mas bellos, y los días mas claros.

domingo, septiembre 24, 2006

Delerium Tremens (2)

Qué no hubiese dado para lograr que todo deje de girar. Para callar esas terroríficas caras que me gritan desde tan cerca. Para calmar los terribles temblores que tan exhausto me dejan luego.
Las visiones del cataclismo, el dinero, el frío, la cicuta y el sargento rojo de ideal y de escarmiento. Camarada Vassili!!!!. Los disparos surcan el viento a mi alrededor. Miembros arrojados por el suelo, cuerpos humeantes cubiertos de llagas, hediondas ráfagas que traen humo de cuerpos calcinados.
Las vísceras lo cubrían todo. El rojo de las banderas y el de las vidas derramadas, junto al blanco del camino en el ojo reflejado, atormentan la mente y la desquician al extremo. Los tambores de la revolución hipnotizan con su monotonía, desde grandes parlantes montados cerca del frente.
La granada, el destello y el silencio. El metal ardiente se hunde en mi carne con la inclemencia desgarradora del final. Nada debajo de la rodilla. Nada, además de una viscosa papilla de carne y fragmentos de hueso, que solo siguen siendo míos por la gracia de un hilo de tendón.
Tanto dolor. Mucho, y tan real. Tan letal.
Ese dolor era mío, desde aquel momento en que la visión terrible de la verdadera naturaleza humana se filtró a mi mente. Todavía sentía aquel fantasmal dolor, a pesar de haber recobrado la lucidez en la seguridad del pequeño estudio. Necesité comprobar que la pierna todavía estaba en su lugar.
Las alucinaciones eran cada ves mas terribles.
Habían pasado por lo gracioso, por lo surrealista, por lo absurdo, y por lo aterrador.
Últimamente, las peores sucesiones de imágenes habían circulado por mi mente, tan horrendas, perversas, tan malignas.
- por qué me has abandonado, justo cuando había esperanzas.- Ave, Ave Dominus, Dominus Tecum.-
La abstinencia fue peor veneno que el licor. La sobriedad trajo consigo el tremendo delirio, las escaleras infinitas de la desesperación alucinatoria y del violento temblor constante. Y tan malo como eso, el áspero asfalto que cubre a la realidad, cuando se le observa a esta sin los velos de la obnubilación tapando las retinas.
El cuervo sigue ahí, desde aquel día en el que decidió instalarse en el rincón mas sombrío del estudio.
Enfrento también fugases transes de realidad, donde todo es terriblemente claro y predecible.
Todo empeora cuando supernaturales criaturas allanan mi espíritu y mi cuarto, y sugieren las peores crueldades., y cuando ella irrumpe en mi memoria. El pasado ataca sin piedad, clava en mí las agujas de los relojes espectrales que marcan el paso de los eones. Pretéritas felicidades se tornan fatalmente en los tormentos de hoy. Las risas de los viernes son las lágrimas del domingo.
Las aves, siempre terribles, picotean los flecos que quedan de mí y cantan a la ausencia con dolientes alaridos.
Los lobos del deseo gruñen con odio desde las penumbras.
Nada mejoró en realidad. Algunas cosas se hicieron mas terribles incluso. La realidad es muy difícil de entender ahora. Nada volvió a la normalidad. Tal vez pueda volver a ser un buen hombre en el hogar conmemorativo Fletcher para reyes y tiranos incurables.
Decidiré esta noche elegir mis propios clavos, y mi propia cruz.
Gracia plena-
Blandí el martillo en la noche con habilidad, y el fino acero se hundió profundamente en mis palmas, boca arriba y hacia el sol, uniéndolas con la húmeda madera putrefacta.
Diferenciar la alucinación de lo real es tan arduo... tan imposible a veces.
Vivo tardes enteras preguntándome si realmente pasó.
Cada vez todo está mas oscuro.
Probablemente esto no mejore. Probablemente el cuervo siga allí por siempre. Probablemente fue delirium tremens. Probablemente.
Fabio Zerpa tenía razón.
Y ella tuvo sus razones.
Razón es gran motivo, verdad es soledad, los cuervos enemigos, un castigo que me he ganado.

viernes, septiembre 22, 2006

Delirium Tremens (1)

Por qué el techo esta tan alto hoy?
Ya dejen de tocar la música de Twilight Zone!.
Que bien que se ven desfilar por los contornos de las penumbras tan memorables personajes.
Los temblores cada ves duelen peor. Impías inclemencias del destino que se retuercen por mis músculos.
Sus palabras suenan todavía terribles en mi alma:
- nunca más -. En realidad fueron “no” o “de ninguna manera”, pero nunca mas es apropiado igual.
El rostro del final se muestra todos los días frente a mi ser inmutable. Todos los días menos este, donde la forzada rebelión en contra de mis demonios me vuelve débil.
Se me obliga entonces a tomar consciencia del presente imperfecto.
No dura mucho la consciencia, luego irrumpe la alucinatoria visión de los mas extraños mundos que habitan mis miedos. Caigo entonces por eternas escaleras.
El cuervo parado en la esquina del cuarto grita “Nunca Mas” con todas sus fuerzas. El hombre antiguo, parado en el centro de la sala, reza los mas dulces y terribles cantos a la memoria de su amada Eleonora y las legiones de lo profundo reviven merced a las elucubraciones de macabros doctorados.
¿es ese Poe golpeando a Lovecraft con una barra de acero?
- Deténganse!!! , no ven que estoy delirando tranquilo?, van a ensuciar mis cortinas. Y mi barra de acero. Por qué justo ahora hacen semejante desquicio!!!!??- les grité mientras le arrebataba la barra de acero a Poe con gesto indignado.
- Perdón
- Disculpas joven. En cuanto a ti - mirando a Lovecraft de reojo, –Resolveremos esto mas tarde -.
El pobre no respondió nada, recogió su Necronomicón bastante maltrecho por el extraño episodio y salió mascullando epítetos en latín, y hasta me parece que le tiró una terrible maldición, mientras se frotaba su dolorida sesera.
Poe se quedó, y ante mi mirada de reproche se excuso afligido:
- Él empezó, además me debe como 40 pesos.- , dijo, mientras un horrible grano verde le crecía en la nariz, y unas orejas rosadas, largas y puntiagudas le crecían a los costados de la cabeza.
Me sorprende que los espectros y fantasmas sigan teniendo problemas financieros.
- No es mi intención ser indiscreto.... pero.... algo raro le sucede con sus orejas y su...- Mientras buscaba las palabras para decirle lo que ocurría, noté que su cabeza disminuía ostensiblemente de tamaño.
- ¿Que dice usted joven?- inquirió mientras buscaba un espejo.
El grito de horror era inevitable, y resonó patéticamente por la habitación.
- Mi nariz!!!!! Mis orejitas!!!! Mi cabeza!!!!. Maldito. Maldito sea varia veces y malditos sus ancestros y su descendencia!!!!. Le voy a arrancar los pulgares y lo voy a enterrar vivo!!!, maldita sanguijuela apestosa. Estúpida sanguijuela!!!!
- Sanguijuela: nombre común de un gusano carnívoro o hematófago, antaño muy usado por médicos y barberos para practicar sangrías, y que sigue utilizándose con este fin en algunas regiones del mundo. No suelen convertirse en escritores famosos- Dijo apáticamente un tipo de anteojos y vestido con guardapolvo desde un rincón.
- Calla, imbécil- Le dijo Poe bruscamente tomando la barra de acero y surtiéndole un menudo roscazo en la cabeza. .
Mientras Poe gritaba improperios, con la voz cada ves mas aguda a causa de la continua reducción de su caja encefálica, noté que Lovecraft miraba por la puerta entreabierta mientras se esforzaba para no caer redondo al suelo víctima de terribles carcajadas. Poe lo notó y al grito de “Hematófago apestoso” salió a perseguirlo con la barra de acero.
Lovecraft borró la sonrisa de su cara y, blanco como un fantasma a causa de la vecindad próxima de otra terrible golpiza (o tal vez a causa de que era un fantasma...), salió corriendo, mas como rata que como sanguijuela.
Así, entre brutales palizas, maldiciones jíbaras y contraechizos poco efectivos pasaron un buen rato haciendo un terrible desquicio.
Pensé pues que no quedaba mas remedio que dejarlos con sus temas.
- nunca más, nunca más, nunca más, nunca más, nunca más, nunca más, nunca más, nunca más,....-
- pajarraco tarado!!!!- se me escapó del alma, y de la mano se me escapó un cenicero que dio entre los ojos a aquella tenebrosa ave, que se tambaleó un buen rato.
Luego de esto, entró Poe con pelos cubriéndole todo el cuerpo, y tras él Lovecraft, tan maltrecho, que parecía que lo habían aporreado durante dos días seguidos.
- No parece, el infeliz me dio tantos golpes que casi me mata de nuevo...- Dijo Lovecraft, con esa extraña capacidad de las animas de leer los pensamientos de los vivos.
Al escuchar esto Poe le hizo un ademan brusco con la barra de acero, y Lovecraft se escondió tras su Necronomicón.

- Ya es suficiente- grité – arreglaron el tema del dinero?-
- Ssss....- susurró Poe con ademán resignado – acordamos que me daría 20 pesos en efectivo, y lo demás me lo pagará con el arreglo de unas odiosas goteras que hay en mi cripta.... Son tan molestas... no lo dejan a uno descansar ni aunque esté muerto-
- Que bien. Y como harás con la maldición de las orejotas?-
- Estoy preparando la contraposión para revertirlo...- Adelanto Lovecraft.
- Y mas vale que funcione, o vas a pensar que el acero era blando...- Amenazó Poe
Lovecraft miro con gesto de preocupación. – Me tengo que ir a descansar... mañana me toca arreglar esas goteras.- y salió con paso rápido.
- Bueno joven, hasta la próxima... Me voy a descansar yo también- Anunció Poe mientras le salían pecas rosadas por toda la cara y le crecían unos colgajos extraños en el mentón. Dio media vuelta y se alejó con paso de murga, así como esquivando baldosas.
Todo quedó en silencio por fin y pude seguir delirando en tranquilidad.

jueves, septiembre 21, 2006

Fletcher Memorial Home (I)



Cunden multiformes el infortunio y el horror en los hechos que me condujeron hasta este momento de mis días.
La desgracia pareciera haberse apoderado de mi destino y de mis pensamientos, merced seguramente a alguna maldición impartida por faustos ángeles o arcángeles presos de la envidia y el celo.
Si la brisa nocturna soplara ahora como en aquella noche supo soplar, seguramente la desgracia nuevamente golpearía a las almas con ventiscas de maldad celestial.
Entre las negras sombras que se proyectan en este pequeño y helado cuarto a las grises horas donde queda en penumbras el continente todo, se divisan los contornos de vigías espectrales, querubines del desamor o serafines del desencuentro, ángeles o arcángeles que invaden mis penumbras con las suyas, para evitar que dicha tan grande como la que supe tener en los días de mi pasado, se repita jamás.
Penetrando en mis ensueños, estos malvados funcionarios del ministerio celeste, me advierten contra siquiera intentar recuperar la dicha pasada, so pena de terribles castigos, peores aun que los que me habían impartido en la anterior ocasión.
Motivo suficiente esta amenaza constituía, como para obedecer los designios impartidos.
El espanto y el rencor se apoderan de mi memoria cuando ésta evoca los momentos pasados de dicha, y el posterior calvario del que fueran víctima mis manos, para luego víctima de estas ser mi amada.
Los recuerdos se debaten entre las doradas épocas del candor de su voz junto a mis oídos, y a los infernales momentos que me trajeron donde hoy me encuentro.
Siento todavía las pesadas cadenas que apresaron mi mente en aquella oportunidad, mas severas aun que los blancos lienzos que hoy restringen mi movimiento.
Puedo recordar como nublaron mi mente aquellos malignos ángeles, y como poseyeron mi espíritu, guiando mis manos hacia atroces acciones cuya ultima víctima fuera quien llenaba de encanto y calidez mi pálida existencia.
Recuerdo aquella habitación, donde noche tras noche el lecho compartía con el mas maravilloso de los seres que este universo jamas haya visto.
En aquella habitación fue también donde tuvo lugar el comienzo de la aberrante y brutal venganza de los ángeles.
Recuerdo el terciopelo, la seda, los cálidos acolchados, mi bata suave, y el olor de sus cabellos.
Recuerdo el temblor, el sudor, la ceguera de mi mente, el odio, recuerdo como se introducían uno por uno los faustos ángeles devenidos en demonios, víctimas del envidio de mi dicha, junto a un ser mas angelical que ellos mismos.
Recuerdo sus palabras, incidiendo en mi alma, palabras que infunden odio y terror.
Salí entonces corriendo del lecho, comprendiendo lo que sucedía.
Corrí hasta salir a la calle, y allí corrí también, por largos minutos, hasta que mi vista se cruzo con aquel desdichado personaje que sería la primera de mis víctimas.
Los susurros de los Angeles y Arcángeles me guiaban hacia el brutal crimen.
Me acerqué al desconocido lentamente, con pasos felinos, acechando con cautela. Sabia perfectamente lo que debía hacer una vez encima de mi víctima.
Yo siempre me mantuve como un ser pacífico, y jamas entablé siquiera una pelea. No obstante, un sanguinario conocimiento acerca de la muerte y de la fragilidad de la vida se insertó en mi cerebro, para jamás salir de allí.
Estaba a pocos pasos de la víctima. Sentía una irrefrenable necesidad de callar las voces angelicales que me manejaban cual titiritero que hala de los hilos.
Sabía que callarían si les entregaba esa vida.
Tomé a aquel desdichado por el cuello y lo golpeé salvajemente con una fuerza que yo no poseía.
El desfigurado rostro no era reconocible al cabo de escasos minutos de la brutal golpiza, pero el tipo todavía respiraba.
Tomé entonces una pesada roca que se hallaba convenientemente cerca de mi, y la arrojé hacia la cabeza de mi primer asesinado.
El cráneo se destrozó con un terrible sonido que aun hoy escucho.
Luego de este terrible hecho, una paz increíble me invadió el alma, pudiendo entonces regresar a mi casa, bañarme y dormir tranquilamente junto a mi amada, que había permanecido ajena a todo lo sucedido.
Recuerdo haber creído que se habían ido para siempre estos demonios. Sin embargo, a la noche siguiente otra vez se presentaron, para exigirme la vida de alguien mas. Cumplí pues con los designios, cada vez mas perversos, de estas autoridades del cielo noche tras noche.
Cada vez un nivel de espanto mayor estaba presente en los crímenes.
Luego de un tiempo, ya no se conformaban con simplemente la muerte de las víctimas, sino que me exigían mutilarlas de maneras cada vez mas grotescas, y el nivel de peligro al que me debía exponer para cumplir con sus órdenes, era cada vez mayor, llegando hasta limites casi estúpidos.
Los objetivos cada vez eran mas difíciles de alcanzar.
En los periódicos mis hazañas figuraban día a día como los crímenes mas sangrientos de Inglaterra en los últimos dos siglos.
Los Angeles cada ves me exigían pruebas mas difíciles y mas sangrientas.
Así pasaban los días y las autoridades no tenían ni idea de que este ilustre ciudadano tenia las manos manchadas con la sangre de las víctimas que les estaban quitando el sueño a todos los investigadores y detectives de Londres.
Había periodos en los que estos demonios angelicales no se presentaban durante días, y de repente, una noche se presentaban y me exigían la sangre de cinco víctimas en una sola velada.
Al cabo de cierto tiempo, mi salud se había deteriorado ostensiblemente, merced a las noches seguidas sin dormir que pasaba acechando a los pobres incautos.
Estaba yo todo el día terriblemente cansado, y dejé de atender los asuntos familiares y matrimoniales por completo.
Esto daba lugar a frecuentes discusiones, donde ella con toda justicia me reprochaba el notorio desinterés que yo le demostraba.
Una noche, la noche fatal, luego de una de estas discusiones me metí en la tina para poder relajarme.
El vapor dibujaba errantes contornos en el aire pesado y húmedo del baño.
Las gotas de condensación caían indiferentes por los azulejos, trazando a veces caminos sinuosos y complejos, y otras, líneas rectas de precisión y firmeza casi quirúrgicas.
El sonido de las gotas que caían desde la punta de la canilla hacia la bañadera llena, producían un extraño sonido, agudo y fino, con la capacidad de quebrar cualquier tranquilidad.
Caían a intervalos desesperantemente regulares, como si fuesen un metrónomo maldito.
Todos mis sentidos se apagaron, excepto mi audición, y toda mi consciencia se enfocó terriblemente en el sonido de las gotas.
Estos pequeños golpecitos fueron provocando en mi mente un estado especial, donde lo único externo a mi que existía, era ese sonido. No las gotas o el agua, sólo el sonido.
Unas imágenes extrañas se dibujaban en mi mente.
El vapor seguía dibujando sus contornos, cada vez menos errantes.
En mi mente, veía agua, una fosa oscura llena de agua.
Un tremendo ángel parado sobre el liquido, mirándose en el reflejo que le devolvía el pequeño estanque. Sus lagrimas caían destruyendo su imagen.
Empecé entonces a temblar. El ángel me miraba ahora, con odio terrible en sus profundos ojos totalmente opacos. Los temblores eran cada vez mas violentos.
Una neurótica risa se escapo de mi, quebrando por fin la quietud hipnótica del agua. Seguía yo sin embargo totalmente obnubilado, observando al vanidoso ángel, el mismo que me había empujado a cometer tantos desmanes y aberraciones.
El Angel comenzó también a reír locamente. No podría yo decir que era lo que me pasaba en ese momento, pero una influencia terrible controló todo el ser mío, y comencé a mutilarme el rostro, arañándome con fuerza, presa de las terribles órdenes del ángel.
Mis gritos dementes levantaron gran revuelo en todo el barrio.
El ángel me miró dejando de reír, y me ordenó con gesto maligno:
- La quiero a ella-
Entonces entendí que no había escapatoria. Que la única manera de librarse para siempre de la envidia y de la vanidad del ángel, seria eliminando lo único en el mundo mas bello que él.
Grité mas y comencé a golpearme la cabeza contra la pared del baño.
Ella entro rápido para ver que sucedía, cuando automáticamente salté hacia ella.
Mis manos rodearon su garganta, y apretaron fuertemente. El ángel, parado detrás de mi, reía psicópata.
Yo estaba desnudo y completamente cubierto de sangre, y me entregué enteramente a ese festín salvaje y depravado. En ese momento realmente disfruté lo que estaba haciendo.
Una dulce y delicada sensualidad morbosa se metió en mi cráneo.
Una sensación de brutalidad completa corría por mis venas. Percibía una metamorfosis. Me había convertido en una terrible bestia. Mordía y desgarraba la carne y ella aun gritaba de desesperación. Tome un cuchillo y le puse fin rápidamente, luego de desfigurar completamente su hermoso rostro. No habría ya competencia para la belleza del ángel. Cuando el último aliento escapó del alma de mi amada, todo repentinamente se calmó, y me encontré
en silencio, frente al escritorio de mi estudio, con sabor a alcohol en mi boca.
Tenía la sensación de haberme despertado de un largo sueño.
Recordaba esas funestas imágenes con terror y amargura, pero feliz de que ese horrible sueño haya terminado.
Cuando salí del estudio, bajé las frías escaleras, llamándola con alegría.
Al llegar frente a la puerta del baño, un inexplicable impulso me hizo abrirla.
Allí estaba ella, desfigurada en la bañera. No se le reconocía, pero yo sabía que era ella.
La imagen era idéntica a la imagen final de mi sueño.
El espejo me reveló desnudo y cubierto completamente de sangre. Entonces entraron ellos, mientras yo intentaba terminar de comprender la terrible verdad.
Me detuvieron inmediatamente y me trasladaron a la cárcel de la comisaría, a la espera de un juicio.
Mas tarde, se me declaró como inimputable, y aquí estoy hoy, en este extraño lugar, presa de estas extrañas ataduras.
En la habitación que esta junto a la mía, habita un demente que asegura ser el demonio.
Sin embargo, ni siquiera en este extraño lugar me he librado del tormento de aquellos torturantes ángeles.
Cada noche me recuerdan estos desdichados eventos y se presentan infiltrándose en las sombras, manteniéndome bien vigilado, para asegurarse de que jamas recupere yo la felicidad del pasado.